27. (Te) quiero

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 Trenzar en los cabellos días de sol,

Y poder, los grises sueños colorear,

Cultivar de cebada, su fértil campo,

Entre sus buenas fragancias y aromas

Sin pausa revolcarse, embriagarse.


Querer ser palabras mudas en su mente,

Ser de sus cortas frases la fonética

Hablar contigo y a su vez pensarte,

Es como ser, del niño, alegría.

Una compañía en los cataclismos.


Ser la suave cabecera de su cama,

Estrechar y guardar sus grandes secretos

Ser el delineador negro en sus pestañas,

Y Poder ver lo que ven tus lindos ojos,

Contemplar en ellos estrellas fugaces.


Los colores indecisos de su iris,

Ser la sequía en el gran yacimiento,

Que, entre las grandes y pequeñas crisis

De triste agobio y extenso dolor

Deja caer del hondo plañir esquirlas.


Los metales hermosos en sus pendientes

poder oír, escuchar sus pensamientos

Llenar, las líneas de bermellones

Aunque sea frío el lugar de sus labios,

Descubrir el carantaño que se esconde.


Ese rojo intenso en el preludio,

De aquel rosado de su dulce boca.

Grande, colorido, dulce algodón

Para la simplicidad de su garganta.

Derretirse en su paladar un instante.


Un colgajo de pocas piedras preciosas,

Y estar refugiado entre sus pechos.

En su pecho, ardiente volcán en llama,

Para consumir con ansia tus deseos.

Constelaciones en su piel de lunares.


Como los fuertes huracanes o sismos:

Con friolentas y grandes granizadas,

Gigantes desenfrenados torbellinos.

Como a cuál fuerte temblor a la tierra,

Instalarse en su apolínea piel.


Querer ser en sus manos una pulsera,

Y poder sentirte en todo momento.

Beber de su dulce piel y flotar

En la linda coyuntura de sus manos,

Entre las hermosas curvas de su dermis.


Sus manos artistas que pinta en el lienzo;

Desde regordetes y blancos pulgares,

Y de sus preciadas obras ser testigo.

Ser aquellas huellas, de sus descalzos pies

Para ser el recuerdo a donde vayas.


Dar aposento al sunami de caricias,

En lo liso, diminutivo del cuerpo.

Puro fuego de momentos en sus venas.

Querer ser cada puntada en su blusón,

Y contemplar su desnudo desde allí.


Querer ser el agua con la que te bañas,

Y descubrirla en todas sus grandes cumbres,

Dimensión y magnitud de físico.

Aunque después, deje de ser importante

Gota de agua, y en su piel diluir. 




D. Alexander M. G.

Fugaz instante (timón del momento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora