Capítulo 6: Sin nada que perder.

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+ ¡¡Ángelaaaaaa!! Ven acá, ¿¡qué diablos significa esto?! .- Le grité.

Mientras ella volvía de la cocina corriendo desesperada, le mostré su celular con el chat abierto entre ella y aquél desconocido, donde obviamente ambos estaban coqueteando, ¡A mis espaldas! 

Me dijo:

-Amor, te lo puedo explicar, ¿sí? No es lo tú crees, de verdad, Roy, creéme no es lo que parece, no te molestes, relájate y te explico, cariño, por fav...

+¡No! No me digas ni una sola palabra en este momento. Tanto tiempo que he estado para ti, y tú para mí, ¿para que vengas y me hagas esto? No entiendo porque tantas veces desconfiaste de mí si ibas a ser tú quién me haría esta vil traición. 

.-Le dije, con furia y desdén.

Ella estaba a punto de explicarme porqué y a qué se debían esos mensajes. Pero mi furia, descontrol y tristeza, se habían apoderado de mí.

Una mezcla volátil, como gas, fuego y electricidad metidos en una caja con pólvora, a punto de estallar...

Arrojé su teléfono celular en mi cama y lo último que le dije fue...

-Ángela, te amo y sé que no debería ponerme así, pero mi miedo y decepción son mucho más grandes que tu simple y barata "explicación". A pesar de eso no dejaré de quererte, más allá de la vida, más allá de la muerte.

Justo al decirle eso, mis lágrimas empezaron a brotar desparramándose por mi cara, como un hielo derritiéndose bajo el abrazador sol de Maracaibo a las 12 del mediodía. 

En ese momento ni yo sabía qué estaba haciendo, salí de mi propio apartamento y cerré la puerta de un golpe, mis emociones me mataban.

Me dirigí hacia la camioneta, estaba aparcada justo en la acera, cada paso que daba sentía que era una pieza menos en mi mundo, pues se estaba derrumbando frágilmente como un edificio en mal estado sacudido por un desfragmentador terremoto.

Ella salió unos segundos después y gritó:

-Roy Valentín Bennedeti Pascual, no te vayaaas, ¡amor! Por favor...

Mientras que sus llantos no paraban y hacía que los míos se intensificaran. Quería olvidar eso, devolverme, abrazarla y besarla, para decirle "todo estará bien", pero, ni yo me creía eso de que todo iba a estar bien, mis peores temores me controlaban justo en ese momento.

Me monté en la camioneta y cerré la puerta, ella me veía con gran arrepentimiento pero por dentro yo sentía que en verdad había algo que yo no sabía y qué quizás ni debía ponerme así o siquiera juzgarla.

Pero, arranqué, me fui lejos, de mi propia casa, sin siquiera saber a dónde me dirigía.

Continué conduciendo y tan sólo ver y recordar su hermosa cara cubierta de lágrimas por mi culpa, era aberrante para mí, un dolor incesante que colmaba mi alma de furia, no hacia ella o a mí, sino hacia los acontecimientos surgidos, donde las cosas no podían ponerse peor, es decir, sin nada que perder.

Yo no solía beber, pero tomé una botella de vodka que tenía guardada y empecé a beberla a la velocidad con la que conducía, al mismo tiempo me tomé 3 pastillas analgésicas para aliviar mi jaqueca, pero en vez de aliviarme, me hicieron sentir peor, era horrible, parecía un loco drogado, manejando en su lujosa camioneta a más 180kmph en la autopista.

Empecé a sentirme mareado justo cuando iba pasando cerca de la casa de los padres de Ángela, ya estaba anocheciendo, eran las 5:40 Pm, la hora se había ido volando, quedé perplejo, porque cuando había salido de mi casa apenas eran las 4:20, la carretera estaba sola, casi ni había tráfico y justo por allí donde vivían los padres de Ángela había cerca un peligroso acantilado donde solían pescar muchos atunes debido a su profundidad.

Pasé por ahí, iba volando, no pensaba en las consecuencias, y después lo único que recuerdo de ese día es que desde ese momento no recordé más nada, hasta que...

ROY: La Historia De Los Muertos Atrapados [En Proceso] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora