Había una vez un niña, de 13 o algo años, nunca supo muy bien como hacer amigos, pero de alguna manera siempre tenía a alguien apoyándola.
Había una vez un chiquilla que se enamoraba fácilmente, nunca tuvo nada oficial, y tal parece que nunca lo tendrá.
Había una vez una chica, tan triste y solitaria que su único refugio fue escribir, jamás pensó que la llevaría a algún sitio, y nunca lo hizo.
Había una vez una chica que empezó a cuestionarse las cosas que le gustaban. Ya no le interesaban las boybands, le empezaron a gustar más las voces femeninas. Le llamaba la atención la suave piel de la mujer, la delicadeza de la misma, en comparación con la tosca y peluda de los hombres.
Había una vez una chica a la cual la desgracia la perseguía. Un miembro importante de su familia enfermó, cáncer. Otro miembro importante, alzheimer.
Había una vez una chica a la que no le gustaba su cuerpo, siempre fue un poco más rellena que el promedio, pero nunca le pareció un problema, hasta que alcanzó la edad.
Había una vez una chica a la cual dejó de gustarle ese término, no le gustaban los pronombres que usaban con ella.
Había una vez una chica que decidió cambiarse el nombre, cortarse el cabello, esconder la grasa de su pecho y ponerse calcetines en su ropa interior. Se sintió liberada... o liberado. A pesar de esto la presión seguía, le asustaba lo que su familia pensase.
Había una vez un chico que se enamoró, nunca supo expresarse muy bien, así que la forma en la que se confesó no fue la adecuada. Perdió una amistad de 3 años, una de las pocas que en verdad valoró.
Había una vez un chico que tenía pesadillas, su antigua amistad le perforaba la mente, nunca pudo quitársela de la cabeza. Y nunca podrá.
Había una vez un chico que intentó quitarse a los demonios de encima, tenía demasiada presión intentando superar las expectativas de sus exitosos familiares, y las propias. Aún no era completamente sincero con ellos sobre su verdadera identidad. Intentó, pero lo sorprendieron.
Había una vez un chico que terminó aceptando a sus demonios, aprendió a convivir con ellos. Pero aún así vivía intranquilo. Pero vivía.
Esta historia aún no acaba, y quizá no lo haga en un largo tiempo. Pero una cosa es segura, se acepta a sí mismo, su familia está con él en lo que sea, y sus nuevos amigos también.

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Historia sin terminar- Historia de mi corta vida
RandomSi no quieres leerlo, no importa, sólo necesito desahogarme. No será actualizada muy seguido, sólo cuando tenga los recuerdos suficientes para plasmar aquí.Tampoco tendrá muchos capítulos, tengo una corta vida.