Sin fondo.

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Cierra los ojos, desea descanso, desde hace unas semanas solo quiere descansar y ya no puede, posiblemente olvido su propio cerebro la manera indicada de hacerlo, tal vez tiene demasiados pensamientos acumulados en si mismo, puede que el propio contexto lo tengan así, son tantas cosas. Su celular no deja de encenderse y vibrar, más llamadas entran y serán mandadas al buzón, no quiere hablar con nadie, últimamente conocer personas lo cansa demasiado, puede que hablar con su novio le haga sentir mejor, pero sabe que sera momentáneo,  después el sentimiento va a regresar, esa amargura no se ira. 

— Debería devolver la llamada...

Se aconseja cuando ve la llamada de su madre que entro a buzón, pero al menos él aun no esta listo para hablar de eso, mira la ventana, pero solo observa la infinita noche, le duelen los huesos por estar expuesto tanto tiempo al frío, pero quiere comprobar que esa sensación es real y no una ilusión de sus confusos sentimientos.  

— ¿Debería escribir? 

Le cuestiona a la noche, recibe de respuesta una suave brisa que le hace cerrar los ojos y sentir sus profundas ojeras, hace una mueca, ojala a su novio no se le ocurra hacer una vídeo llamada en eso días, se sentía muy cansado, muy fatigado, molesto, triste y lo peor es que su cuerpo lo demostraba. Lastima que Hiro esta lejos, es otro pensamiento constante que su mente le atrae. 


"Eres la constante burla de todos". 

Forma una mueca ante los recuerdos. 

"Pendejo".

Cierto, con recordar esos mensajes recuerda la razón de su constante cansancio, las constantes peleas con su padre, pero ahora debe agregar que la amante lo contacto para burlarse de él y su familia por seguirse creyendo  la feliz familia que ya no eran, cierto, esa es su pesar, de ahí su cansancio, por ello últimamente se sentía en las nubes tratando de entender, de comprender, ciertamente por eso no responde las llamadas de nadie, por eso Hiro lleva un buen rato tocando la puerta, lleva rato hablando con él, procurando hacerlo salir de esa habitación, alejarse del balcón al que esta muy aferrado.   

— Miguel, por favor, abre...

Se escucha muy lastimero, muy atormentado, muy similar a él, suspira y sienta algo caliente descender por su mejilla, lo toca, un poco de agua que es acompanada por otra, otra más y más, no se detienen, cierto, quería tiempo para hacer eso, para llorar, las lagrimas siguen bajando, pero ahora va para abrir esa puerta, apenas el seguro es retirado esta se abre presurosa y unos fuertes brazos lo rodean, ya no escucha de nuevo lo que pasa a su alrededor, solo es el constante recuerdo. 

"No eres nadie para meterte en mi vida Miguel". 

— Gracias por  abrir. 

Ahora si escucha, ahora ya esta seguro y al fin se deshace en llanto, se siente nuevamente como un infante y no como el joven adulto que ahora es, agradece que Hiro este ahí y no lejos  como su mente le hizo creer, realmente no estaba solo, realmente puede llorar y obtener  ese consuelo que necesita.

— ¿Por qué lo hizo?

Pregunto entre amargo llanto. 

— Jamas tendré esa respuesta, pero te prometo que yo jamas lo haré, vamos amor mio, llora todo lo que desees, aquí estoy. 

Trata de respirar, la colonia de su novio le llena, lentamente esa sensación de ahogo se aleja, sabe que volverá, pero por ahora tiene esta protección y este amor que tiene nombre y apellido.


Amor en el 20.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora