— ¿Eitabel estás bien? — preguntó Adrew a su esposa, la cual se levantó abruptamente tenia la piel pálida, sudando en frío, la chica abrazo a su esposo.
— No — con la voz entrecortada — volví a tener esa horrible pesadilla, donde Raguel me tira de un abismo y había un bebé que estaba en sus brazos.
— Solo son sueños amor, te estas sugestionando porque Raguel fue nuestra pesadilla por años y ahora que no está. Te cuesta trabajo el aceptar que estaremos bien.
— Lo sentí muy real — susurró Eitabel besando las mejillas de su esposo.
— Vamos a llegar al fondo de esto, necesito que mi mujer se calme. — la abrazo con cuidado acariciando su cabello — Podemos aprovechar que mañana iremos a la ciudad celestial, para que en sus cuartos de curación. —
En la ciudad celestial tanto Zadquiel como Endel iban a visitar a Juliette. Zadquiel hacia lo que podía pues era terrenal y siempre estaba de misiones con Jaredith.
— Hola mamá — decía Endel abrazándola, él siempre la procuraban mucho. Pues fue de la única que obtuvo un gesto materno durante sus tantos siglos, después de que nunca fue adoptado, así que desde hacía mucho él la llamaba mamá — ¿Cómo estás? — sonriéndole a la arcángel.
— Muy bien, hijo — con una sonrisa le acarició el rostro — ¿Y tú mi niño precioso?
— Ya sabes mamá, dibujando como siempre — Endel le entrego sus dibujos, pocas personas son capaces de ver aquella libreta del arcángel donde tiene todos los dibujos.
— ¿Y quién es esta chica? — el arcángel se olvidó por completo de el dibujo de ella, Juliette sonrió al ver cómo se ponía Endel — Alguien muy especial, para que te pongas así.—
Endel suspiro, necesitaba a sincerarse después de tantos años "¿Y qué mejor que con su madre?"'
— La he visto desde hace unos años mamá, me llamo mucho la atención, era muy linda— confesó bajando la mirada — la vi por primera vez cuando conocí a los Decanini, pero ella sufrió una pérdida importante. Ella era mate de un lobo, pero Raguel acabó con él.
— Entiendo — Juliette iba a preguntar más a cerca de esta chica, pero llego uno de Los Ángeles de Endel, diciéndole que llegaron los reyes de Aquifer y que debía entregar las 150 criaturas — anda ve, pero me sigues contando otro día. —
—Si mamá — fue todo lo que dijo Endel antes de salir volando al edificio — ¿Por qué no me notificaron que hoy iban a venir? — preguntó el arcángel algo enojado, no le gustaba que le cambiaran los planes.
— Decidieron adelantar la visita Endel — comentó mientras caminaban por los pasillos del edifico — me preguntaron los del escuadrón A1 específicamente los que les otorgaste los rondines castigo ¿cuándo les quitará el castigo?— el escuadrón A1 angelical estaba a cargo del arcángel Endel.
— No planeó quitárselos, ya hablé con el supremo líder y está de acuerdo — con la voz más fría posible — tienen que aprender a que no deben hablar a mis espaldas.
>>> Volvían de un entrenamiento el escuadrón A1. Endel caminaba por donde su equipo estaba descansando.
— Escuche que tiene el puesto del jefe, porque se rumorea que es el bastardo de Amadeus, Norte le dio ese puesto para tenerlo más vigilado.—aquel hermano, que también había hecho tanto daño a la ciudad celestial.
—Es idéntico a Amadeus — trataban de ser lo más callado posible. Imposible, pues en menos de 2 segundos ya tenían a Endel enfrente de ellos.
— ¿Por qué no me hablan de frente? — tratando de contener la ira — no sean cobardes. A mi nadie me dio este puesto, yo me lo gané con esfuerzo, nadie me dio nada. He logrado lo que querido a base de trabajo duro.
-No, no quisimos — ya no sabían ni que decir, los habían pillado.
-Parece que ustedes no han entendido del trabajo duro que se lleva aquí en la ciudad celestial... de ahora en adelante darán 3 vueltas extras a los portales del equipo A1. — entrecerrando los ojos — desaparezcan de mi vista a menos que quieran vueltas extras.
Aquellos ángeles no se atraverieron a mirarlo a los ojos, salieron asintiendo. Si lo hubieran visto a los ojos sabrían que unos pequeños puntos rojos inundaban aquel iris azul marino.
Con los puños en el suelo, impactándolas con fuerza, gritó de tanto coraje en su ser tanto tiempo había sido blanco de habladurías. La potencia de la voz de Endel era tal, que rompió todos los vidrios de su alrededor.
— Hermano ¿Estas bien? — era Zadquiel poniéndole una mano en el hombro, Endel suspiro y tomó la mano de Zadquiel calmándose.
— Ahora sí — Endel valoraba demasiado a las personas que estuvieron con él, entre ellos estaba Juliette, Zadquiel y Norte. Sus se ojos volvieron azules de nuevo. <<<
— ¿Qué está pasando Jaredith? — preguntó al verla afuera de la sala de curación, la azabache negó.
— Creo que no es buen momento para que le entregues las esferas a Adrew, esta ocupado con su esposa. — Endel frunció el ceño — No es nada grave Athikus esta bien, solo son cosas de ellos.
En eso llego el joven Mateo de 19 años con una sonrisa —Hola mamá, tío Endel traje comida de la tierra ¿Gustan? —
—Claro, tengo hambre — dijo Endel con una sonrisa — Anda Jar, tu hijo trajo la cena andando a comer.
—Está bien — dijo la azabache como una sonrisa —¿Que trajiste?
—Lo justo, pizzas, hamburguesas y unas cuantas malteadas — Endel lo ayudo con la comida.
— Son tan tragones — fue todo lo que dijo Jaredith riéndose, viendo como Endel y Mateo se acababan todo, rápidamente.
Eitabel por fin sabía la verdad, supo lo que por tantos siglos su mente le había bloqueado, tenía un hijo. Un hijo que Raguel le había arrebatado.
Un hijo que no sabía si estaba vivo o muerto.
— ¿Por qué Adrew? — lloraba contra el pecho de su esposo, él también estaba muy afectado la noticia.
Norte con toda la delicadeza del mundo se acercó a la pareja después de darle sus tiempo a solas.
— Puedo hacer una plegaria para saber si su hijo esta vivo ¿Quieren saber? — preguntó con todo el tacto del mundo, se puso en el lugar de ellos, él también es padre. Esa plegaria siempre la utilizaban para saber de Los Ángeles que desaparecían de la ciudad celestial.
— Si, quiero saberlo — decía Eitabel aún abrazanda de Adrew — esta ansiedad me está comiendo, necesito saberlo, necesito saberlo ya.
—Bien Eitabel, necesito una gota de sangre de ambos en este recipiente, es un hechizo de rastreo de signos vitales — fue todo lo que dijo Norte, cuando obtuvo la muestra de ambos.
Adrew estaba nervioso, necesitaba ser fuerte por su mujer, pero estaba igual que ella, un hijo de su ángel.
Hasta Norte estaba igual de tenso que ellos, la chica le fallaron las piernas al escuchar unos latidos, Adrew la sostuvo justo a tiempo.
— ¡Está vivo! — con lágrimas en los ojos — y estuvo sin mi tanto tiempo — con dolor.
— Mi reina, lo vamos a encontrar — acariciandole el rostro, Eitabel le limpio las lágrimas a su esposo y lo beso — tenemos que ir por él.
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Cuando nos une el agua
FantasíaAdrew legítimo gobernante de las ciudades submarinas de Athikus, considerado un rey para muchos de sus habitantes. Todo se pone de cabeza cuando el rey de las ciudades submarinas ha desaparecido. "¿Dónde estará?" Irish tomando el cargo de su herman...