¿Que te paso, querida Millie?

e x t r a t r e s

Anne entró a mi habitación gruñendo.

-No puedes entrar a las habitaciones así, debes tocar, ¿Que tal si me estaba masturbando?- dije y ella fijó su vista en mi antes de estallar en carcajadas.

-¿Masturbarte? ¿Con los gemidos de Mike?- dijo burlona.

-Yo soy Mike, tonta.- dije molesto, estaba seguro de que solo dijo eso para molestarme.

Ella frunció el ceño, enserio parecía confundida.

-Oh, entonces no tengo nada que hacer aquí.- dijo caminando fuera de mi habitación.

-¿Como esperas que Jake este aquí, si esta es mi habitación?- dije irritado.

-Mierda, es cierto. Lo siento.- dijo Anne mirándome divertida.

-¿Qué querías de Jake?- dije extrañado.

-Que me enseñe a montar en skate.- dijo obvia.- Pero creo que mis planes se fueron a la mi...

-Okey Annie, ya entendí, sin groserías.- hablé rápidamente.

-Bueno...estaré en mi habitación.-dijo decaída.

-Yo... yo te podría enseñar.- dije mirándola antes de que salga.

Estalló en carcajadas y no entendí el por qué.

-Lo siento, ¿Tu? ¿El Niño bien? Ni siquiera sé si puedes montar un skate, o si al menos sabes la definición.- dijo parando de reír de golpe.

Abrí la boca indignado por su comentario.

-Te lo demostraré, vamos al parte de skate y te ayudaré.

-Bien, pero tú llevas tu propio skate. Te espero en la entrada.

Salió de la habitación y yo suspiré, hace tiempo que no subía en un skate.

Fui a la cochera y encontré a mi viejo amigo como nuevo. Me dirigí hacia la puerta principal y salí, no sin antes gritar;

-Todavía no quiero ser tío.

-Vámonos Annie.

El parque no estaba lejos, pero tampoco estaba cerca, podríamos practicar un poco aquí.

-Muéstrame lo que tienes.- mi voz sonó desafiante y Annie me miró alzando las cejas.

Se montó en el skate y solo podía andar un poco.

-Bien, debes impulsarte con fuerza para ganar más velocidad, si quieres ir a la derecha inclínate ligeramente a ese lado y si quieres ir a la izquierda inclínate al otro lado.

Asintió e hizo lo que le dije, solo faltaba un poco de práctica.

-Muéstrame lo que tú tienes.

-No lo sé, no he montado desde que tenía trece.

Escuché un bufido de su parte.

-Esto es exactamente por lo que me gusta pasar más tiempo con Jake. Mike, eres el niño bueno, nunca haces nada fuera de las reglas, no haces nada divertido y no tienes amigos, eres mi hermano y te quiero, pero tal vez solo debas... dejarte llevar por el momento, no debes pensar demasiado las cosas, se que esto no tiene que ver con el skate, pero lo digo de buena forma.

-Mmm... tal vez.- espeté triste. -Pero hey, si tengo amigos.- dije a modo de queja.

-Llegamos.- expresó con una sonrisa. Las rampas llenaban el lugar, junto con adolescentes tomando cerveza, patinando o coqueteando.

-Bien, te demostraré lo que tengo... perdedora.- formulé sintiéndome mal por la ultima palabra.

Estalló en carcajadas.- Bien, bien. Vamos campeón.

Me monté en el skate y empecé a andar lento, después de un momento me sentí más confiado y empecé a realizar saltos. Escuché unos aplausos y dirigí mi mirada a una chica de cabello castaño junto a mi hermana.

Perdí la concentración y caí al suelo.

-Ay, ay, ay, córcholis.-me quejé sobando la zona golpeada.

-Te dije que es algo extraño. ¿Mike estas bien? -dijo mi hermana preocupada.

-Si, eso creo.

-Bien. Michael ella es Rosseline, Rosseline el es Michael, yo soy Anne, ya todos nos conocemos. Vayámonos ya Mike.- dijo mi hermana subiendo la voz en la última oración.

-Pero tú...

-Pero yo nada, el golpe te dejo aturdido.- manifestó desesperada ayudándome a levantar. 

Me agarró del brazo y nos fuimos corriendo con los skates en la mano.

-Uff, eso estuvo cerca.- dijo jadeante.

-¿El qué?

-Solo debes saber, que aquella chica, Rosseline, tiene un hermano. Su hermano es algo así como el chico malo del colegio y no lo soporto. Rosseline es todo lo opuesto a ti, entonces deduzco que no te agradará en lo absoluto, es lo único bueno de ese chico. El punto es que, su hermano llegó con Rosseline y me molesta.

-Te gusta.- afirmé.

Su cara se contrajo y negó con la cabeza.

-Haré como que te creo.

-¿Como demonios te caíste? Ibas muy bien.- cambió rápidamente de tema.

Me puse nervioso.-Había una roca, ya sabes esas cosas pasan.

-Es extraño que esa roca apareciera cuando Rosse te aplaudió.- dijo burlona.

-Si, muy extraño.

Anne soltó una risita.

-Córcholis- dijo imitando mi voz- Estamos en el siglo veintiuno, lo sabes. ¿No?- reí por su tono preocupado.

En el camino a casa encontramos a Daniel charlando con una chica que se veía intimidada por él.

-¡Daniel!- grité para llamar su atención, su mirada se dirigió hacia mi antes de tomar el mentón de la chica-completamente roja- y dejar un casto beso ahí.

-¡Hey! ¡Mike, Annie!- Astrid llamó nuestra atención, venía caminando con Dylan, a su paso se les unió Daniel.

-¿Como lo sacaste de casa, Anne?- dijo Daniel juguetón.

-Fuimos a pasear.- su declaración simple no nos tomó por sorpresa, Anne era de pocas palabras.

-¿Cómo está la abuela?- me dirigí hacia As y Dylan.

-Bien, manda saludos.-dijo As entre risitas con Dylan.

-¿Qué tal tu cita, Dani?- dijo Dy tomándonos por sorpresa a todos.

Daniel volteó su cara hacia donde no pudiéramos verlo.

-Oh por Dios, se sonrojó.- expuso Anne burlona.

-Venga ya, déjenme, solo es una amiga, además tiene novio.- dijo suave.

Todos estallamos en carcajadas.

-Poor Dani - dijo Dy.

Llegamos a casa y encontramos a Jake viendo TV.

-¿Ya acabaste, conejo?- insinuó Daniel.

-Ya se fue.- dijo Jake.

-Ordenemos pizza.

Todos concordamos con Astrid, mientras ella llamaba, Jake le revolvió el cabello a Anne cariñosamente mientras Dy saltaba encima de Jake y  Daniel se sentaba tranquilo a cambiar el canal.

-Uff, que loco estuvo hoy.- dijo As llegando a mi lado.

-Al final siempre juntos.- dije simple.

Astrid sonrío y todos nos sentamos en los sofás para esperar al repartidor.

Cuando el timbre sonó Daniel corrió a abrir la puerta, le pagó al repartidor y comimos la pizza entre risas y bromas.