continuación...
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Pablo.
La reacción de Marizza al verme desnudo, por más que ya lo había hecho, me pareció divertida. Su cara estaba algo roja, mientras sus ojos estaban fijos en mi entrepierna, hasta que hablé y me miró a los ojos, nerviosa. Debo admitir que me sentí raro cuando me vió así, desnudo, como si su mirada me estuviese insinuando algo, provocando que todo mi cuerpo reaccione de una forma muy explícita; calentura. Si, ya sé, soy un enfermo que todo el tiempo piensa en tener a Marizza en mi cama, pero ella es jodidamente sexi y está muy buena como para no mirarla de ese modo.
Lo que más me sorprendió, sin dudas, fué cuando apretó mi pija por encima del bóxer. Eso jamás lo había esperado, es más, creía que nunca iba a ver a Marizza de esa forma. Por más de que muchas veces estuvimos a punto de hacer el amor o cosas así, nunca pensé que estando de novios como ahora se podría soltar tanto y ser simplemente ella. Sin temer a como yo reaccionara. Aunque, no hay muchas formas de reaccionar a eso, pues cualquier persona reaccionaría igual si su pareja lo toca así de imprevisto. ¿O no?
Dale Pablo - pensé -, Lo que pasa es que sos un tarado. Por eso.
¿Pero, cómo no hacerlo teniendo a ese bombón en frente de mí todo el tiempo? Es algo imposible que no se me mueva un pelo cuando ella está cerca. Simplemente me puede, en todos los sentidos.
Ahora mismo estamos en la cama, besándonos. Ella está encima de mí con su conjuntito negro de encaje que, aunque es muy obvio, le queda perfecto. Esta vez pude observar más su cuerpo, ya que ayer por vergüenza, supongo, no me dejó ver mucho aunque sabía que su cuerpo estaba hecho por los mismos dioses. Sus preciosas tetas sobresalen de la copa del corpiño, mientras su hermoso culo se ve casi del todo gracias a la tanguita que tiene puesta. Su cinturita perfecta está totalmente definida, sus formidables caderas encajan perfectamente con mis manos. Cualquier hombre podría morir por estar con una mujer como Marizza.
- Pablo: Te queda hermoso ese conjunto, amor - dije entre besos - Pero prefiero sacartelo
- Marizza: Hacelo
Me dió luz verde. Por un momento creí que se iba a enojar o algo por mi comentario, pero no fué así. Ella parecía haber cambiado desde ayer, no de forma general ni nada por el estilo, sólo que ahora se veía más segura y dispuesta en querer tener relaciones o dejarme ver su cuerpo. Aunque tan solo lo hayamos hecho una vez.
Seguí besándola mientras mis manos viajaron por su espalda, recorriendo con mis dedos cada centímetro de su suave piel hasta llegar a la tela del corpiño, el cual quité con desesperación. Ella se acomodó sobre mí, apoyando parte de su feminidad y su culo sobre mi bóxer. Yo bajé mis manos con algo de timidez hasta su culo, pero cuando sentí que ella empezó a mover sus caderas provocando que mi bulto se agrande, apreté con seguridad y fuerza su firme trasero pegándolo más a mí. Se sentía jodidamente bien el cuerpo de Marizza chocando contra el mío, su culo moviéndose contra mi erección a través de la fina tela negra. Ya estaba re caliente y quería más, mucho más.
- Pablo: Marizza - jadee
- Marizza: Necesito sentirte ya, amor
Sonreí. No esperaba eso, pero me encantaba este nuevo lado de Marizza, tan caliente y sensual, sin ser forzado ni nada. Tan inocente pero sexi a la vez. Me calentaba demasiado que sea así.
Bajé su tanga rápidamente, desesperado por sentirla, por sentir el calor de su cuerpo. Ella bajó mi bóxer y, antes de que fuese a buscar un preservativo, me frenó. Yo la miré confundido, sin saber que quería decirme.
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Eterno amor. ©
FanfictionEn proceso. [Prohibida la copia parcial o completa de esta historia] © Ella Méndez.