Capítulo: 1

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Querido diario:

Mi psicólogo me ha dicho que debo de escribir aquí todas las cosas que me pasen, pensamientos y todas esas mierdas, pero yo creo que es  algo realmente estúpido ya que yo ya estoy grande o eso creo. 

¿Cómo podré empezar? Oh! encontré la forma perfecta de hacerlo, bueno desde el principio, supongo.

Hola, soy Mía Dawn y mi vida es una mierda, no vayas a creer que soy la típica adolescente que odia su vida porque sus padres no la dejan ir de fiesta o de compras con sus amigas; Empezaré desde el principio mi ''bella'' infancia. Nunca tuve una figura materna o paterna conmigo ya que mis padres siempre estaban trabajando así que decidieron que una niñera debería encargarse de mí, Marta, mi niñera siempre fue muy buena para consentirme y hacerme muchas cosas deliciosas para comer, ella me malcriaba mucho ya que siempre todo lo que yo quería ella me lo daba, Marta era una mujer solitaria, nunca tuvo hijos. Muchas veces me contó que su gran amor falleció en alguna guerra, pero ella siempre mantenía una foto de él en un collar que llevaba consigo a donde fuera, solía contarme historias de como se fugaban para estar juntos debido a que su familia era muy conservadora, ojalá yo tuviera alguna vez un amor así, intenso pero duradero, jamás he sido de demostraciones muy afectivas, pero Marta siempre me dice que cuando me enamore realmente entenderé.

En mi infancia jamás fui la niña linda, debido a que siempre tuve mucho sobre peso, mis compañeros siempre se burlaban de mi y hacían bromas respecto a mi peso, mi madre incluso muchas veces compró comidas bajas en calorías para que Marta me dejara de alimentar tanto diciendo que estaba gorda, eso realmente me quitaba el apetito, pero Marta siempre lograba hacerme comer.

En mi adolescencia conocí a Daniela, ella fue mi mejor amiga hasta que entramos a primero de secundaria, ese verano lo recuerdo claramente, recuerdo el día en que me llamaron para contármelo, Daniela se había suicidado y yo no entendía por qué, nunca quise entrar en detalles con su madre, que a diferencia de la mía, amaba y apoyaba en todo a Daniela, de vez en cuando solía visitarla, pero ellos decidieron que lo mejor era cambiarse de ciudad y lo entiendo, nadie querría vivir en la casa en que murió un ser tan amado. 

Seguí mi vida sola, perder a Daniela fue realmente fuerte y traumático para mí, en la escuela solían molestarme por todo pero siempre tenía algo que ver con mi peso, la verdad yo no sentía que fuera malo, cuanto debía pesar 80 kilos? la verdad nunca me había preocupado de pesarme. Daniela solía defenderme y con ella a mi lado nunca me molestaban, pero cuando volví a clases después del luto de su muerte las bromas eran más pesadas e hirientes, muchas veces me dijeron que ella se murió porque prefería estar muerta a ser amiga de una bola de manteca como yo, eso dolía, no saber cuanto querido diario, yo se que Daniela no hizo lo que hizo por mí, pero tampoco sabía por qué.

En fin, en mi casa cada día es peor, mis padres pelean a gritos, me insultan, en la escuela me golpean y dicen cosas, ya no se que hacer ni a que o quien recurrir, la única que sabe algunas cosas es Marta, pero aun así no logra entenderme, quisiera que alguien pudiera hacerlo, me siento tan sola en este lugar.

Mía's POV

Hoy fue un nuevo día de escuela, me levanté e intenté darme ánimos de asistir- 5 minutos más -pensé y volví a cerrar mis ojos, cuando los volví a abrir no habían pasado 5 sino 40- MIERDA- era demasiado tarde, me levanté y me vestí corriendo, salí de la casa sin comer nada y llegué a la escuela, cuando llegué al salón el profesor de geografía no me dejó entrar al salón por la hora, me dijo que lo esperara afuera, como faltaba casi una hora para que esa clase terminara decidí ir a la cafetería de la escuela a ver si podía comer algo, pero no terminaba por decidirme aunque tampoco habían muchas opciones.

Dawn!- Escuché de fondo, al voltearme vi al profesor de geografía parado en la entrada de la cafetería muy enojado- Ven aquí ahora, iremos a hablar con el director, después puede venir a comer- la poca gente que había dentro de la cafetería comenzó a reír y murmurar cosas que no lograba entender. Caminé hacia el profesor y fuimos a la oficina del director, Llamaron a mi madre y me suspendieron por reiterados atrasos, no lo entiendo si están enojados porque no llegaba a clases no creo que la mejor solución sea suspenderme, lo encuentro bastante ilógico, sin más me fui a mi casa y al llegar allá mi madre me estaba esperando en la entrada con cara de pocos amigos, al entrar lo primero que hizo fue pegarme una fuerte bofetada y decirme que jamás estaría orgullosa de mi y que solo era un dolo en el culo, me fui a mi habitación un el pecho apretado, quería llorar pero ya no podía, simplemente las lagrimas no podían salir de mi. 

Llegó la hora de la cena bajé y Marta me había preparado un sándwich de lechuga, pollo y mayonesa con un vaso de jugo natural, iba a empezar a comer cuando mi madre se acerca y mira con desdén- Si sigues comiendo así te pondrás más gorda de lo que ya estás- eso dolió, pero hoy salí sin desayunar y no había probado bocado en todo el día- Pero hoy no he comido nada- Intenté defenderme- Si sigo alimentándome mal y saltándome comidas puedo enfermar, mi madre simplemente me miro con desprecio por sobre su hombro y dijo- Los cerdos no se enferman- Eso dolió mucho, dejé el sándwich ahí, le di las gracias a Marta pero le dije que mi madre tenia razón, estaba en mi cuarto cuando sentí tres golpes en la puerta- Adelante- pronuncié, era Marta, ella venía con el sándwich en la mano y con su típica cara de ternura- No tienes que escuchar todo lo que tu madre dice, algún día se dará cuenta que se equivoca-recibí el sándwich y ella se marchó a su cuarto, Marta era más que una niñera para mí, ella me había criado desde bebé y sabía que su amor por mi era inmenso, siempre me contaba historias y me hacia reír, como no tenía a nadie y solo se dedicaba a cuidarme ella vivía en nuestra casa, tenía su cuarto con su propio baño y sus cosas, espero algún día devolverle todo lo que hace por mí.

Ya era de noche y quise entrar al baño, mientras me lavaba las manos me miré en el espejo y vi mi cuerpo, decidí pesarme, yo estimaba estar en los 80 kilos o 75, pero al pesarme mi sorpresa fue  grande- 85 kilos- sin querer grité en voz alta, oh no, esto estaba mal, muy mal. Salí del baño y me fui directo a mi escritorio, busqué rutinas estrictas de ejercicios en mi computadora, sin pensarlo me puse a hacer sentadillas y abdominales, que era eran -12:35 a.m- marcaba el reloj de mi mesita de noche, me puse ropa deportiva y haciendo el menor ruido posible salí de mi casa, troté lo que más pude, al rededor de una hora pasó cuando volví a mi casa- 1:50 a.m- Entré a la bañera y comencé a quitarme todo el sudor que tenía en mi cuerpo. 

Querido diario:

Hoy fue un día horrible, me suspendieron de la escuela y mi madre me golpeó, pero lo peor fue que hoy después de años me pesé, 85,05 kilos ¿¡PUEDES CREERLO?! estoy hecha una bola de manteca, todos en la escuela tenían razón y yo no quería darme cuenta, soy un asco, pero hoy comencé mi estricta dieta, espero obtener resultados rápidos lo único que me importa es perder peso, es hora de dormir, buenas noches querido diario.

Anorexia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora