Capítulo 6

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 -¿Quién es Claudia? -Pregunté con mucha curiosidad.

Silencio. Me quedé esperando su respuesta. Ella seguía masticando sin mirarme. Definitivamente por ese lado no iba a conseguir nada.

-Oye Candy... yo no soy tu enemiga, no sé qué te ha hecho pensar así, no tengo ninguna intención de hacerte daño... -¡Vaya! ¡Me miró!

-¡No lo entiendes! En menos de una semana has conseguido lo que yo no en dos años con la señora Allison. Ella es todo para mí, ella me ha salvado la vida, yo estaba perdida y ella me ha dado un orden, una disciplina. Y yo... Y ahora llegas tú...y... - Sus ojos no mostraban rabia sino dolor, un dolor mezclado con miedo, un miedo que yo conocía muy bien.

-Yo no pretendo quitarte su cariño, si llevas dos años con ella es porque seguramente le aportes algo, en cambio, mírame a mi, sólo soy la tercera, la de usar y tirar, ya lo dijo Rousse, a las terceras siempre las echa. -Dije con un tono también de dolor y angustia.

-Esta vez es distinto... -Dijo- Ella te mira de forma diferente a las demás, incluso de nosotras dos y te trata de otra forma, con más tacto...

Eso me impresionó, yo pensaba que trataba a todas por igual, pero ¿por qué tenía más tacto conmigo? Ah, ya sé. Debo de darle pena por lo que le conté, seguro que es por mi trastorno, debe de sentirse cohibida y limitada. No me gusta eso para nada.

-Candy... no creas que ella me trata así por la razón que tú piensas, me trata así porque hay una razón de peso que la obliga a ser así conmigo, le doy pena y por eso es más amable. No sé que es peor, que te traten como os trata a vosotras o que os traten con pena...

-Y ..¿qué razón es esa? -Preguntó curiosa.

-Discúlpame, aún no tenemos la confianza suficiente como para contártelo, espero que lo entiendas.

Ella me miró interrogativa, pero no insistió más.

-Bueno... la señora Claudia es la abogada y la mejor amiga de nuestra Ama. También es ama aunque no tiene sumisas a su disposición, no le duran porque nunca ha encontrado ninguna que le parezca interesante ni a su altura. Y ...lo peor, hay que ser impecables cuando ella está aquí, le encanta sacar el mínimo fallo para castigarnos ella, y como es la mejor amiga de nuestra Ama, nuestra Ama se lo permite. Así que ten cuidado, es bastante severa.

-Vaya... habrá que andarse con ojo. -Dije mientras daba un bocado a uno de los dulces.

-¿De verdad te vas a comer todos esos dulces? -Preguntó como si ya no fuéramos tan enemigas.

-Claro, ¿por qué no?

-Bueno a nuestra Ama no.... -Y no pudo terminar de decir lo que iba a decir porque una señora de pelo castaño, alta y con un traje gris bastante ceñido se puso al lado de Candy para saludarla.

-Mi querida Candy, levántate, quiero ver cómo estás – Dijo muy sonriente la señora desconocida. Cuando se levantó, le cogió de un pezón y se lo retorció tirando de ella hacia su cuerpo. -Veo que estás castigada porque te veo semidesnuda, ¿qué has hecho esta vez putita? -Preguntó la señora agarrando del mentón a Candy para que la mirara a los ojos.

-Mentí a la señora Allison... - Contestó con un ápice de dolor en su voz y sin mirarla a los ojos.

-¡Mentiste a Allison! Vaya, no lo esperaba de ti Candy... tú que... bueno, ¿qué te llevó a eso pequeña sumisa? -Preguntó sin dejar de mirarla a los ojos tan penetrantemente.

Candy por su lado, aunque la sujetara de la barbilla casi sugiriéndole con ese gesto que la mirara no lo hacía, ¿tanto miedo le daba?

-Rousse y yo fuimos a la habitación de Anna a ... a... molestarla... -Y entonces la señora desconocida volvió a interrumpir.

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