Hoy era el día de la colada en la casa de Jeno.
Recogió toda la ropa y las mantas y las llevó hasta el pequeño cuarto donde se encontraba su lavadora y secadora. Metió todo lo sucio, puso el detergente y suavizante y le dio a botón, esperando a que empezara.
Pero algo pasaba, no se ponía en marcha.
—¿Cómo? ¿Por qué no funciona? —le dio un par de palmadas pero nada—. No me fastidies que se ha roto.
Sacó la ropa e inspeccionó el interior. Intentó abrir un compartimento pero este estaba atascado.
—Genial —cogió el teléfono y llamó al seguro—. Hola, quería saber mi me podrían arreglar la lavadora...sí....se ha atascado. ¡¿En tres días?! ¿No puede ser antes? Tengo una quedada importante mañana y no puedo esperar.
Bufó cuando le dijeron que lo sentían pero iban a hacer todo lo posible por arreglarla cuanto antes. Al poco vinieron para llevársela.
—Lo sentimos mucho, pero tardaremos tres días en devolvérsela. De todos modos hay una lavandería a la vuelta de la esquina, podría ir allí.
Incompetentes...
Finalmente, Jeno hizo lo que le recomendó el mecánico y metió la ropa sucia en una bolsa que metió en su mochila. No necesitó buscar el sitio en el móvil porque ya sabía a cuál se refería. En esa lavandería había muchos jóvenes, pero el nunca entró porque su ropa se merecía una calidad mejor, sobre todo porque se podrían estropear. Por eso cogió su detergente especial.
—Ya que... —se dirigió a sus gatos que estaban comiendo—. Me tengo que ir chicos —dijo acariciando sus cabezas—. Ahora volveré.
Cerró la puerta y bajó por el ascensor. Dio la vuelta al edificio y se metió en la lavandería.
Cuando entró casi no había nadie pues ya eran altas horas de la tarde.
Se dirigió a la lavadora más cercana y empezó a meter la ropa. Cuando se levantó se le cortó el aliento.
Justo enfrente suyo había una chica. Esta llevaba una faldita negra que se contrastaba con su piel ligeramente bronceada y lo más importante, dejaba a la vista unos muslos deliciosos, no eran muy delgados ni muy regordetes, tenían en tamaño perfecto.
Mentiría si dijese que no se excitó cuando se agachó sin doblar las piernas, dejando al aire su tierno trasero decorado con una braguita de lencería rosa.
Al parecer a esta chica le encantaba el rosa, su ropa interior era rosa, sus plataformas eran rosas, hasta su pelo corto era rosa.
Agitó su cabeza, intentando centrarse en su trabajo para irse cuanto antes. Puso el detergente y pulsó al botón, pero este no se encendió.
—¿Por qué no funciona? —susurró molesto y empezó a dar golpes.
Justo cuando se iba a dar por vencido una persona se acercó y pulsó unos botones, haciendo funcionar la máquina.
Cuando levantó la cabeza se encontró con la persona pelirosa.
Era un chico...
Por muchas facciones y cuerpo femenino que tuviera, se notaba que era un chico.
Eso le excitó aún más.
—Justo has elegido la peor lavadora. Se atranca fácilmente, pero das a unos botones y funciona. Se nota que no has venido aquí mucho —tanto la sonrisa como su voz cautivaron al peli negro que se quedó embobado.
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Laundry [Nomin]
RomanceJeno va por primera vez a la lavandería de la esquina. .Smut +18 .One-shot