Al entrar en casa me doy cuenta de que, una noche más, Nathan y yo estamos completamente sólos, como siempre. Voy a mi habitación directamente sin decirle una palabra a Nathan, intentando evitar cualquier tipo de disputa absurda. Cierro la puerta y respiro aliviada de que no me haya detenido para echarme una bronca. Me quito el bolso, lo dejo tirado en la cama y hago lo mismo con mi cuerpo. Cierro los ojos y, automáticamente, me dejo llevar por mis pensamientos. ¿Querrá seguir viéndome Bruno después de lo sucedido? No parecía demasiado preocupado ante las advertencias de mi hermano. "Puedes contar conmigo como 1, 2, 3 y allí estaré" vuelve a mí esa punzada en el corazón de nuevo. Estoy pensando seriamente en ir a hacerle una visita al cardiólogo, últimamente le doy demasiadas emociones y no debe ser bueno. Malditos nervios… todo se me complica por momentos y no tengo idea de cómo manejar la situación. ¿Por qué me siento tan extraña con ese chico? Por más que le doy vueltas no lo entiendo… Con el sólo eco de su voz en mi mente ya me estremezco. Los recuerdos de lo sucedido hoy me llevan al sueño y, casi sin percatarme, caigo rendida por el peso de mis propios párpados. Me despierto sin saber siquiera la hora que es. Dios, me siento como si me hubiesen dado una paliza. Me levanto y voy dando pasos a ciegas, fiándome de mi intuición, ya que estoy totalmente a oscuras. Voy andando cual pavo en Nochebuena y me choco con una mesita. -¡Joder! ¡Qué daño!- Me apoyo en la pared, toco la puerta del baño y busco el interruptor hasta encontrarlo y poder encender la luz. Entro y lo primero que hago es mirarme en el espejo. Al instante, me alegro de no haberme maquillado ayer. Madre mía, estoy horrible, parezco una zombie. Las lágrimas de ayer en el parque de atracciones me han dejado mella. Salgo del baño y enciendo la luz de la habitación, abro el armario y me pongo el primer pijama que veo. Me preparo la cama, como debe ser, me tumbo y me tapo hasta la cabeza. No tengo idea de la hora que es, pero intuyo por la poca claridad que se filtra por la persiana que serán sobre las 3 de la madrugada. Decido mirar el móvil para confirmarlo y, de paso, ver si hay algún mensaje de Christie. Las 2:44. Veo que tengo un mensaje. Al momento me invade la idea de que pueda ser de Bruno, pero al segundo recuerdo que no tiene mi número. ¿Cómo he salido con un chico al que ni siquiera le he dado mi número de teléfono? Borro esos pensamientos de mí y miro el mensaje, que, como no, es de Christie preguntándome por la cita. Decido que amanezca al día siguiente con la duda y no le respondo. Es demasiado tarde y sé que probablemente esté despierta, así que no me arriesgo a irme a dormir con 101 preguntas por responder. Dejo el móvil encima de la mesita de noche y vuelvo a adentrarme en mis sueños.
Amanezco algo menos desorientada y la luz de la mañana empieza a adentrarse en la habitación por los filos de la ventana. Cojo el móvil y vuelvo a mirar la hora: las 7:00am. Aún es temprano, pero mi cuerpo no aguanta más parado. Necesito desayunar algo y reponer fuerzas. Salgo de la habitación y bajo despacio las escaleras para que Nathan no me oiga. Entro en la cocina, me sirvo un vaso de zumo y cojo un bollo de crema. Subo a mi habitación de nuevo sin hacer ruido y cierro la puerta muy suavemente. Me siento en la cama y me zampo el desayuno en un abrir y cerrar de ojos. Estaba realmente hambrienta. Hacía tiempo que no madrugaba tanto un domingo, así que decido aprovechar el día y salir a hacer un poco de ejercicio al parque. Me pongo unas mallas negras, una camiseta blanca ancha con una chaqueta deportiva verde por encima y unas bambas negras. Me recojo el pelo en dos coletas bajas y me llevo el mp3 en el bolsillo, el móvil en el bolsillo interior de la chaqueta y el monedero para comprarme una botella de agua para no deshidratarme. Vuelvo a bajar de nuevo las escaleras, con destreza felina, abro la puerta de la calle y cierro muy despacio para no despertar a nadie. El día está espléndido, no hay una sola nube en todo el cielo y el sol ya brilla desde lo alto. Voy caminando a paso lento hacia el parque, ya que no tengo ninguna prisa, mientras mi reproductor mp3 va reproduciendo una dulce lista de mis canciones favoritas. Llego al parque y decido calentar un poco antes de ponerme en marcha. Llevo tiempo sin hacer ejercicio y no me apetece volver a casa arrastrándome. Mientras voy haciendo unos ejercicios de calentamiento, miro a mi alrededor y me alegro de haber venido a esta hora, ya que apenas hay gente, sólo personas mayores que no quieren descuidar su cuerpo y otras que vienen en su rutina de sacar al perro. Decido que ya he calentado suficiente y me pongo en marcha. Al empezar a correr ligeramente, oigo una voz que se oye por encima del volumen de la canción que está sonando. Me paro en seco.
-¡Leyla! ¡Espera, por favor, que voy contigo!- Me giro e inmediatamente me doy cuenta de quien es el propietario de esa incesante voz. Mierda, lo sabía. El vecino de Christie.
-Anda, hola. Tú por aquí…- le digo fingiendo simpatía.
-Lo siento por abordarte así, pero te he visto y bueno… he pensado que podríamos ir juntos.- me dice con una expresión que me inspira poca confianza. ¡Menuda suerte tengo! ¿Pero qué narices estará haciendo aquí? ¡Será que no hay parques! Apuesto a que se ha venido hasta este expresamente para ver si estaba. Pero, joder… mira que acertar con la hora… ¡Vaya manera de empezar el día!
Este ha sido el décimo capítulo de mi novela "Nothin' on you" espero que os haya gustado :)
P.D: he vueltooooo jajajajaja vivan las vacaciones de Navidad!!!!! Os echaba de menos y espero que vosotr@s también al nuevo cap (bueno y a mí XD), que por cierto siento mucho no haberlo subido antes, pero es que no he tenido mucho tiempo… pero en fin, intentaré actualizar todo lo que pueda para que sigáis disfrutando de la lectura como yo lo hago al saber que la seguís y os gusta!!!!! :)
Un beso :-* YouLoveBM
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"Nothin' on you"
FanfictionLeyla es una estudiante de 19 años con una vida bastante simple: va a la universidad, colabora en casa, sale con sus amigas… todo bastante normal. Hasta que un día conoce a Bruno, un chico muy extrovertido, misterioso e inteligente, que le desestabi...