Nataniel, escena especial; Bella.

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3 de marzo, año 2015

—Buenas días Señor Bohórquez, ¿como le va?

—Buenos días doctor, bien, aunque algo preocupado.

—Lo comprendo perfectamente, no voy hacer larga esta platica, pero necesito que me escuche atentamente, y conserve la calma.

—Está bien doctor, ¿él va a mejorar cierto?

—Si claro que si, ¡lo hará!, la cirugía fue un éxito, y todo parecía ir bien después de eso.
Hicimos nuevos estudios para descartar cualquier cosa...

Necesitamos el consentimiento de usted y su esposa, para empezar con las quimioterapia hoy.

Serán muy fuertes para él, porque no se ha recuperado del todo de la cirugía, y su cuerpo esta débil, pero no podemos esperar más.

Si esperamos será demasiado tarde para detener la enfermedad.

*********

¡Niel!, ¡Niel!

Escucho que alguien me llama, busco de donde proviene la voz, que me parece familiar.

Veo la niña que viene en compañía de una enfermera, en su cara se refleja esa hermosa sonrisa que me da mucho ánimo.

Hola mi bella, ¿como estás?

Le hablo con ternura desde la camilla donde estoy acostado.

La enfermera ayuda a bella, para pasarla de la silla de ruedas a la camilla

—¿Estas comoda bella?

—Si, Ester muchas gracias.

—Llama si necesitas algo ok, ya sabes cómo hacerlo, te la encargo mucho nataniel.

Le doy una sonrisa a boca cerrada, y se marcha.

—Y bueno mi más fiel admirador ¿que haces aquí?
Pensé que estabas buscando tu final feliz, ya te dije que no es conmigo, no eres de mi tipo.

Ambos comenzamos a reír, Bella tiene un gran sentido del humor.

—Mi querida bella, no hace falta venir por tu amor, porque ya lo tengo.

sonrio y le giño un ojo.

Me mira arrugando el entrecejo, lo que la hace ver muy adorable.

—Estaba buscando mi final feliz fuera de estas paredes, pero parece que no es mi turno.

Le respondo con voz apagada.

—Niel mírame.
Tengo 9 años, y sueño con un final feliz fuera de estas paredes, se que voy a lograrlo, ¡lo haremos juntos!.
Somos los mejores amigos del planeta, aunque tu quieras mi amor, pero ya te dije que tiene dueño.
No quiero que te quedes aquí, tienes que adelantarte, luego yo te voy alcanzar, para que me pagues todos los helados que me has prometido.

¿Meñique?

Me pregunta haciendo un puchero, le sonrio, y levantamos el dedo meñique.

¡Meñique!

POR UN FINAL FELIZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora