Carta número 20.

11 2 0
                                    

Es de noche, salía de lavarme los dientes y entonces me pare en el borde de mi cama, sintiendo el viento entrar por mi balcón. Y ahí las vi. 

Hoy encendí mis velas después de hace años sin hacerlo.

Toda mi mesilla está iluminada por el fuego de las velas consumiendo la cera de estas, y tras quedarme un rato mirando cómo ardían me giré y fui a por el último álbum de fotos que me han regalado, el de mi cumpleaños. Este año, por desgracia, no he podido celebrarlo adecuadamente con mis amigas, pero no es algo que haya evitado que haya recordado cosas que desde hace meses no pensaba. Esta noche pude parar y sentir, sentir después de hace tanto lo que realmente mi cuerpo y mi mente necesitaban.

Si hace unos años me hubiesen preguntado cuál era el significado de amistad para mí creo que no habría podido dar una definición mejor de lo que hoy en día creo que puedo dar. 

Hay personas tóxicas en cualquier sitio y en cualquier ámbito de nuestras vidas pero, esta noche, no quiero darles más importancia de la que merecen, han sido personas realmente repugnantes que me han hecho sufrir y ser más insegura de lo que un adolescente en sus plenos años de pubertad puede ser. Por ello solo quiero decirles; Jodeos, porque tanto que decíais de mí y mirad dónde estoy ahora. 

A las que realmente quiero dedicar esta carta son a las verdaderas heroínas de esta historia, mis verdaderas y reales amigas. Y sí, amigas, porque en mi caso, todos los hombres (si es que se les puede llamar así) me han acabado decepcionando de una manera o de otra, por lo cual, tampoco los daré importancia hoy.

Citando a la RAE amistad significa afecto personal, puro y desinteresado que compartimos con otra persona y que crece y se fortalece con el trato. Bien, para mí amistad es que aunque estemos a kilómetros de distancia, aunque no nos veamos apenas, aunque no hablemos mucho, sigamos estando ahí para esa persona. 

No voy a citar el cliché de que cuando caigas ellas caerán contigo o te recogerán, porque eso ya lo sabemos. Las verdaderas amigas te están avisando continuamente del peligro que te va a hacer caer, son esas que por mucho que las martillees una y otra vez con el mismo tema te seguirán escuchando.

Días después de mi cumpleaños fue el de una de mis mejores amigas, y aunque apenas he hablado con ella desde que empezamos la universidad sigue formando parte de mí y de las mejores personas que he conocido en la vida. Te fallé, te dije que te llegarían cosas el día de tu cumple pero acabé no mandándolo porque creí que dártelo en persona iba a ser mejor, porque quería y quiero ver tu reacción en persona y poder llorar y reír juntas. Aunque no te lo digo mucho, te quiero y eres muy importante para mí. - L.

Siento que siempre me repito mucho hablando de lo mismo y que mis cartas ya no son tan sentimentales o intensas como lo fueron en su momento. Y quizás la razón de esto sea el estrés de querer que el tiempo pase y dejar el estrés atrás, o puede que simplemente sea cierto que he dejado de ser la chica sentimental que escribía cartas para buscar una vía de escape de sus problemas y ya simplemente sea incapaz de escribir. 

A pesar de todos mis problemas, siempre tendré palabras bonitas para ellas, que son pocas personitas pero increíbles a mis ojos. Son hermosas por fuera y por dentro y la razón por la que hoy decidí abrir esto y hablar de ellas.

Siento que no soy la amiga que necesitan, que no me estoy portando realmente como debería con ellas, que me quejo más de lo que las dejo hablar y que solo hablamos de mis problemas.  Pero ellas solo tienen palabras bonitas para decirme en las cartas que me han escrito este año, esas que me han hecho llorar esta noche, porque son las mejores amigas del mundo.

Compartí con ellas mis miedos, mis inseguridades. Me cuidaron y me devolvieron la luz cuando yo me salía del camino. Me han aguantado de tantas formas, borracha, eufórica, llorando, perdida, contenta, ilusionada, rota... Pero siempre han estado ahí sin reprocharme nada, sin echarme nunca nada a la cara, y yo he sabido ni sé cómo devolveros todo lo que habéis hecho por mí. 

Soy consciente del peligro que soy ya de por sí, porque cosa que pienso cosa que hago o cosa que me dicen cosa que tardan poco en convencerme de hacer, y más si no estoy en mis plenos cabales, pero ellas siempre han estado para quitarme el móvil en el momento justo, no dejar que me quitase los zapatos o sujetarme para no caer. 

Limpiaron mis lágrimas cuando más lo necesitaba.

Las risas nunca han cesado entre nosotras. Y esta noche os echo de menos más que nunca. 

Pensaba que iba a poder escribir algo más largo y emotivo, pero me estoy dando cuenta de que no tengo palabras para poder describir cómo me hacen sentir. 

Echo de menos los paseos, echo de menos las charlas en los bancos, echo de menos incluso sentarnos a comer o a cenar y simplemente charlas más que ir de fiesta o los fines de semana de piraguas. E incluso, y nunca pensé que lo fuese a decir, echo de menos que me regañéis y que os metáis conmigo. 

Echo de menos mi vida con vosotras. 

Os amo más de lo que jamás he amado a nadie, porque vosotras sois la estrella a la derecha que siempre ilumina la noche oscura que es mi vida. 

Cartas para él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora