Capítulo 36| Tortura

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La pelinegra observó a la rubia con curiosidad al igual que la rubia hacia lo mismo con la pelinegra de grandes ojos grises

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La pelinegra observó a la rubia con curiosidad al igual que la rubia hacia lo mismo con la pelinegra de grandes ojos grises.

-Eris, saluda a tú nueva hermana -habló Alisa dandole un pequeño empujón a la pequeña rubia.

-Hola, soy Eris Cole ¿Y tú? -la rubia extendió la mano hacia la pelinegra y la chica la agarró con una sonrisa de oreja a oreja.

-Soy Rebecca Loukey, un gusto conocerte hermanita -dijo la pelinegra. Ambas sonrieron como si se entendieran a la perfección.

Y evidentemente... Se entendieron.

《《《...》》》

Al abrir los ojos esta vez descubrí dos cosas importantes.

La primera era que un tipo estaba parado a unos cuantos metros de mi, recostado contra la pared y viendome fijamente.

Y la segunda es que mi cuerpo colgaba del techo, impidiendo que mis pies tocasen el suelo. Mis manos estaban envueltas en cadenas y sobre mi cabeza, sosteniendo mi propio peso.

Bajé la vista a mi cuerpo al sentir una corriente helada contra mi piel y fui consciente de que mi ropa había desaparecido, dejandome solamente con la ropa interior. Temblé y tragué saliva alzando la vista hacia el hombre que me veía fijamente.

Mis sentidos se pusieron alerta al verlo despegarse de la pared y acercarse a mi con pasos largos y calmados. Entonces solo cuando lo tuve a un metro de mi, pude verlo completamente.

Le daba entre unos veinticinco y treinta años a juzgar por la forma del rostro. Contaba con una barba castaña que subía hasta su pelo que era del mismo color, solo que al final tenía unos mechones rubios y estos caían a un lado de su cabello, mientras que el otro lado estaba rapado completamente. Sus ojos eran un negro obsidiana intenso.
Vestía unos vaqueros negros rasgados en las rodillas y una camiseta gris con cuello en V.

Creo que era el secuestrador más sexy que había visto en mi vida. Pero eso no le quitaba que me había secuestrado, por lo que con belleza o sin belleza, seguía siendo el enemigo.

-Me presento, mi nombre es Maximus Stanford, pero me llaman Pantera -extendió la mano en mi dirección con una sonrisa de blancos dientes.

Miré la mano con una ceja arqueada, sonreí falsamente y se la escupí. Al instante su sonrisa se borró, hizo una mueca y se limpió la saliva en sus vaqueros.

-Veo que Arthur no mentía cuando dijo que no eras muy conversadora -murmuró dandose la vuelta y caminando hacia una mesa que antes no estaba ahí.

Sin embargo no fue eso lo que hizo que mi corazón latiera como loco, sino que pude notar las miles de cosas brillantes que estaban en la mesa.

Mierda, mierda, mierda.

Observé con horror como levantaba varias navajas. Comenzó a silbar una melodía bastante terrorífica y sentí como mi estómago amenazaba con devolver toda la comida que me habian dado hasta ahora.

¡Adoptemos al Diablo! [Terminada ✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora