Santiago.
Esta noche no pasaría por debajo de la mesa. Cuando Albert, mi guardaespaldas me vino a buscar todo nos fuimos de inmediato de ese lugar.
Los chicos se fueron en el carro de Tiago.
Y yo, yo me lleve a Blair. No pensaba dejar esta noche sin por lo menos liberar mis molestias por medio de buen sexo.
– Así que hoy iras a tu casa? - Le pregunte a Blair, quería que entendiera que en mi tono de voz había algo más.
Era mi momento de seducirla.
– Sabes que no pasara hoy Santiago, yo... yo te dije que no quería tener sexo sino éramos más nada que solo amigos con derecho. Si eso se puede decir que somos. - dijo Blair.
Blair ni siquiera estaba mirando, solo miraba por la ventana como si se estuviera convenciendo a ella misma en vez de a mí, que eso no iba a pasar hoy.
–Blair...- Puse mis manos en sus piernas y seguidamente comencé a subir.
–Ahora dime Blair, segura que quieres ir a tu casa en vez de la mía.- le pregunte una última vez.
Blair empezó a temblar y yo ya tenía mi mano entre sus muslos.
En seguida le hable a Albert.
– Albert, no iremos a casa de la señorita Smith. Vamos a la casa, pero antes, da unas vueltas.
Albert me tenía mucho respeto, siempre se mantenía al margen en el momento de yo tener una chica en el carro.
Subí el aislador del carro que separa la parte de delante de atrás, para tener más privacidad.
Me acerqué al cuello de Blair y comencé a respirar muy cerca de ella, podía sentir como se erizaba su piel.
El aroma de Blair me impregnaba, fresa con vainilla y ansias del placer y deseo. Subí y bajé a través de su cuello con mis labios, ella no hablaba, pero su cuerpo si respondía a mi tacto. Estaba temblando.
–Santiago, que haces...- dijo Blair con una voz de súplica mientras se mordía el labio.
Me aparte y la mire.
–Hago lo que nos gustas, lo que siempre hemos hecho Blair.
Me acerque otra vez, mis labios en su cuello y mis manos en sus muslos. Seguí subiendo y le saque las bragas, sus bragas de encaje que me fascinaban.
La cara de Blair era como un poema. Me miraba con deseo, pero no más deseo del que tuviera yo en ese momento.
En seguida pare, Blair se sorprendió de mi acto.
–Que haces? ¿Por qué no sigues? - me pregunto.
Era mi momento de hacer que rogara. No hacía falta tocar para saber que ya estaba húmeda por mis acciones.
–Santiago, que pasa? ¿No me dejaras así de verdad? - La voz de Blair sonaba con un chillido desesperado.
–No sé si quieras hacer esto. - me estaba haciendo la víctima.
–Claro que quiero, claro que sí. - lo dijo más segura que nunca.
No espere mucho y me acerque a ella, roce mis labios con los suyos y su piel reacciono una vez más a mi contacto. Entonces la bese, fue un beso ferviente, apasionado. Blair se desesperó y se exalto. Ella pasaba sus manos por debajo de mi camisa, hasta que despojo la camisa y empezó a tocas mis hombros y mi espalda.
Bajé mis labios al óvulo de su oreja y lo lamí. Después baje de nuevo por su cuello.
Con la mano fui desabotonando la camisa, mientras le seguía dejando besos húmedos por el cuello, cuando la camisa desapareció tras ella desapareció el brasier. Y pude ver sus pechos, Blair tenia los pechos enormes, gracias a una operación a la cual se había sometido y, aun así, eso no le quitaba que se le vieran tan naturales.
Mi boca bajo más y comencé a acariciar y rozar sus senos. Blair tenía cerrados los ojos.
Levante su falda, mi mano ya estaba en su intimidad, no me equivoque al saber que Blair me deseaba tanto como yo a ella pues, ya estaba húmeda.
Blair se agarró con una mano del asiento como si nunca quisiera soltarse de él y su otra mano estaba en mi espalda, clavándome las uñas. Algo que me excitaba aún más. Comenzó a gemir una y otra vez.
Aproximé mi boca a su vagina y pude sentir aún más como incrementaba el placer.
Blair se derramo cuando mi lengua comenzó a moverse una y otra vez en ella y grito de placer.
El lugar en el carro se sentía pequeño y con mucha humedad y calor. Me incorpore un poco y la mire.
– Quieres ir a mi casa entonces? - le pregunte como si nada. Tenía esa cualidad de fingir que nunca pasaba nada.
A lo que Blair solo asintió. Podía ver sus ojos aún más azules y dilatados.
Tenía mi zona viril erecta y lista para ir a mi casa, terminar con esto de una vez.
– Albert, llévanos en seguida. - Le dije por llamada a mi guardaespaldas.
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Aléjate o déjate llevar
Teen FictionLara y Santiago, muy diferentes pero al mismo tiempo tan iguales, con las mismas ganas de comerse al mundo. Lara es una chica fuera de lo común, desde su aspecto hasta su personalidad ruda y fuerte, chocara con Santiago al demostrar de verdad que un...