La vida de Noah había cambiado radicalmente tres años atrás, cuando Lenna había entrado a su familia, a sus vidas. Bueno en realidad no era del todo cierto, cambio cuando ambos entraron a aquel colegio privado de alto renombre. Él estaba acostumbrado a una vida totalmente diferente, si bien podía poseer más dinero que varios estudiantes de allí juntos, era cierto que nunca se había puesto a pensar en ello, para el simplemente, era algo común. Pero cuando entraron en aquel colegio, las cosas habían cambiado, para poder adaptarse tuvo que empezar a actuar un poco más acorde al lugar. Desde el primer momento en que piso aquel colegio con tan solo 16 años los rumores sobre él iban y venían por todo el lugar. Si bien a él no le afectaba, necesitaba que su estadía allí fuera llevadera por el bien de Lenna. Solo iba a durar dos años allí con ella, protegiéndola, después le tocaría a ella sola y eso le preocupaba en sobre manera. Poco a poco fue adaptándose e inesperadamente, fue bien recibido después de un tiempo. Las chicas morían por su actitud protectora hacia Lenna y su piel llena de tinta. Los chicos creían que era guay por su moto, sus tatuajes, el hecho de que tuviera dinero, pero le restara importancia al asunto. Era un tipo decente. La admiración por Noah no acabo ahí, pues pronto se ganó a los maestros y todo aquel que trabajaba en la escuela.
Al principio los padres lo miraban con recelo e incluso hubo varias quejas para que fuera expulsado inmediatamente de la institución, pero Noah hablaba personalmente con aquellos padres de familia para tranquilizarlos y lograba que se convirtieran en defensores del mismo. Así pues, formo todo un ambiente de protección, aceptación y cuidado para su hermana, pero en el proceso algo de él cambio. El cambio fue lentamente. Se fue alejando del club y del estilo de los Hell's Ride, su padre lo noto y le dolió, vio como Noah cada vez aprobaba menos lo que Liam hacia y deseaba una vida normal. Salía más con sus amigos del colegio que con sus compañeros prospectos y se consiguió una novia, que distaba de toda esa vida que formo a Noah. Aunque las cosas no duraron. Era así había conseguido tener varias novias, pero ninguna de ellas podía ofrecerle a Noah aquello que tanto anhelaba. Una salida de los Hell's Ride.
En este momento se encontraba en el apartamento de su mejor amigo, aquel que había conocido la primera semana en el colegio privado. Este ahora vivía solo y llevaba todo un estilo de vida universitario. Noah deseaba ir a la universidad y sabía que su padre no se opondría, antes lo alentaría a estudiar cualquier carrera que pudiera ser de ayuda para el club. Pero sentía que simplemente seria alargar lo inevitable, el final del camino lo llevaba directamente a la junta de los Hell's Ride MC y nada más ni nada menos que como presidente. Bebió el trago que su amigo le había servido.
- ¿Ha sucedió algo? - Kayden era el amigo más cercano que tenía, sabía todo de Noah y a veces parecía entenderlo con solo mirarlo.
-Tuve una discusión con Lenna - Kayden se sorprendió, él más que nadie sabía el cariño que le tenía a su hermana y jamás los había visto enojados, Noah siempre mimaba a su pequeña hermana.
- ¿Peleaste con Lenna? – Noah asintió.
-Quiere hacerse un tatuaje - su amigo no estaba entendiendo y Noah al ver su expresión suspiro – Al parecer el loco soy yo– termino el trago y deposito el vaso con fuerza.
- ¿No quieres que se haga un tatuaje? - Noah lo miro con cara de obviedad.
- Kayden, tiene 15 años por dios, está demasiado pequeña - su amigo alzo una ceja, él lo conoció solo un año más grande que Lenna y estaba lleno de tinta. Pero parecía que eso no era lo que Noah quería oír. Le sirvió otro trago.
Kayden no quería admitirlo en voz alta, pero estaba profundamente enamorado de Noah, iba más allá de lo racional. Él sabía cómo era el castaño, él conocia su gran corazón, la forma desinteresada en la que siempre vivía. Esa filosofía de siempre ayudar a los demás. La forma en que protegía y cuidaba de Lenna y su familia. Además, no podía negar el físico que tenía, pero él miraba mucho más allá y la conexión que sentía con Noah era tan fuerte, que le bastaba con tenerlo como amigo, así tuviera que verlo con otras mujeres. O eso se decía él.
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The Roads of Life
DragostePara Lenna la vida no ha sido nada sencilla, con apenas 12 años de edad despierta sola al lado de una carretera desierta con un golpe en la cabeza, sin ningún recuerdo y sin lugar a donde ir. Uno de los caminos que la vida llevó a Lenna, fue directo...