Capítulo 5

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— ¡Papá! — Su hija se movió para que la bajara y sin más la dejo en el suelo, para ver cómo corría y se echaba a los brazos de un hombre que nunca había visto, ¿Cómo era eso posible?.

Emiliano.

Esto era lo más cerca del cielo que se pueda estar, sentir sus pequeños brazos alrededor del su cuello, y su cuerpo pegado al suyo, cierro los ojos para grabar este maravilloso momento.

— Papi, llegaste. — susurro su hija.

— Mi amor, te dije que vendría por tí. — La última vez que la vio su hija se puso a llorar cuando le dijo que tenía que irse y allí tomo una decisión, tendría que hacer presencia antes de la madre de su hija, cosa que había dado largas.

Suspiro porque sabía que venía un torrencial de problemas, lo presentía, el primero sería el hecho de que su hija lo conociera sin que ella lo supiera.

Su hija susurro algo que le saco una sonrisa.

— Perdón, mamá seguro nos descubrió. — Eso era seguro, su hija era muy inteligente, se voltea y se encuentra con una mujer realmente molesta, sus ojos echaban chispas y sus mejillas estaban rojas.

— Hola. — Dijo Emiliano.

— Emily, ve con Clara a lavarte las manos, es hora de comer. — Ella miro a su papá buscando apoyo para no irse pero no era momento de contradecir a una mamá molesta.

— Ve, mi amor hoy te daré yo la comida, te lo prometo. — Ella asintió con una sonrisa y pestañeo coquetamente, el corazón de Emiliano se derritió aún más.

Vieron como su hija se alejaba y Emiliano, metió sus manos en sus bolsillos y de reojo vio como esa mujer se estaba preparando para desatar una guerra, rezo para que Dios de apiade de él.

— Emiliano, ¿Porque mi hija te reconoció tan efusivamente? Solo te daré una única oportunidad para que me digas la verdad. — En realidad con ella nunca a tenido oportunidades verdaderas.

— Nos conocemos, ¿como? no tiene que importarte, es mi hija no lo olvides. — La iba a dejar allí no quería discutir, pero ella le agarro el antebrazo y evitó que siguiera y tan solo el roce hijo que se le erizarán los vellos de su cuello.

— No me dejaras hablando sola, estoy esperando una respuesta. — Era mejor que le dijera.

— No me toques, ¿Quiere saber la verdad? Pues, allí te va, desde que salí la he visto cada vez que la llevas a control médico. — Ella retrocedió como si hubiese recibido un golpe en el estómago, por su rostro cruzó asombro y dolor para luego transformarse en rabia, él sabía que eso pasaría por eso lo hizo, quería que eso le doliera y lo logró.

— ¿Cómo?.— la preguntó salió en un hilo de voz.

— Yo recomendé a la doctora ¿ No recuerdas? Ella, es una muy buena amiga. — Sus ojos se cristalizaron, sabía que se había dado cuenta que él controlaba todo.

— No se cuál de los dos es peor, una cosa si te dejare claro, ella ya no será más su doctora. — Declaró con determinación.

— ¿Porqué?, ¿Sólo por qué no lo puedes controlar?.— Ella respiraba con dificultad.

— Porqué perdió toda ética, no es una profesional de la que se pueda confiar, así como hizo que tú tuvieras alcance a mi hija, lo puede hacer con cualquier otra persona. — En eso sí tenía razón, pero no sé lo haría saber.

— Vaya, ¿Tú qué?, ¿Donde queda tu responsabilidad? Dejabas sola a NUESTRA hija en medio de una consulta médica, como madre eres una fracasada, no me vengas con reclamos, iré a ver a mi padre y a mi gente. — Sabía que aquellas palabras no eran justas, él más que nadie sabe que ella es una excelente madre, pero estaba molesto con ella y si quería lastimarla.

No Eres Culpable #05Donde viven las historias. Descúbrelo ahora