✢III.-Reencuentro✢

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Pareciera como si el tiempo se hubiera congelado, de pronto solo podían ver al otro y nada más; estaban parados frente a su único amor. Sus corazones latían muy rápido, querían salir de sus pecho y reencontrarse con el de su amado.

Sin embargo, pese a que ambos estaban en la misma situación de shock y nostalgia, se encontraban experimentando sentimientos totalmente opuestos: Liam estaba feliz, toda esa fuerza que había perdido estos años la estaba recobrando con solo escuchar la voz de Malik; Zayn estaba muy triste, toda la fuerza que creyó haber tomado durante estos últimos años se esfumó con solo mirar a Payne. Su más grande temor, la razón para no querer volver a Londres, y sucede en su segundo día allí.

La lengua de Liam cosquilleaba: por un lado, moría por decirle tanto y tanto al dueño de su corazón, explicarle porque estaba con Grayson y no con él, pero por otro lado, prefería que las cosas se quedaran así, no ganaba nada con que Zayn supiera la verdad, de cualquier manera el daño ya estaba hecho y nada evitaría que se casara mañana. Contarle aquello solo resultaría en hacerle más daño al moreno... no quería eso.
—H-hola —Fue lo primero que pudo formular, estaba muy nervioso y su garganta se encontraba repentinamente seca, por lo que tragó saliva para humedecerla un poco—. ¿Cómo has estado?

La mente del azabache se quedó en blanco, hubieron tantas respuestas a esa pregunta que fue como si se hubiese saturado y colapsado. Estuvo mal, la pasó terrible (en el ámbito personal) estos últimos cinco años fuera de su país, lejos de su gente, con el corazón y amor propio destruidos.
—Bien —respondió, tratando de fingir una sonrisa, pero fallando en el intento y formando tan solo una mueca.

Liam asintió, sinceramente esperaba que al menos por inercia añadiera un "¿y tú?", pero eso nunca pasó.
—Umm —Miró hacia los lados, la conversación entre ellos obviamente ya había terminado, pero él no lo quería así. No quería irse y arriesgarse a no volver a verlo, quería estar a su lado al menos unos minutos más. El helado viento acarició su ahora desnudo rostro dándole una idea—... hace mucho frío aquí —dijo, mineras se abrazaba a sí mismo y acariciaba su frondosa chamarra—, ¿no quieres tomar un café? Mi departamento est-

—No —interrumpió rápidamente. No estaría a solas en ningún lugar con él, y no porque lo odiara –aunque algunas veces trató de llegar a hacerlo, jamás pudo–, sino porque sabía que sus muros habían sido derrumbados, estaba indefenso y no quería cometer ninguna estupidez o humillarse diciendo algo sobre lo que aún sentía por el castaño. Al ver la expresión de confusión en el hermoso rostro de Liam, se apresuró a añadir una excusa—... Ah... quiero decir... N-no puedo, tengo algo de prisa.

—Oh, umm, ¿a dónde te diriges?

—Aaaah —«Mierda», maldijo para sus adentros, «debí haber pensado en algo», se reprochó—... por allá —dijo, señalando vagamente hacia el frente.

—¿Para allá? —cuestionó Payne, dando una mirada fugaz hacia atrás—. ¿A qué parte de 'allá'?

—A una muy l-lejana —respondió, bajando de a poco el tono de su voz, sabía lo estúpido que seguramente se estaba escuchando y viendo—. Como sea, tengo que llegar rápido, así que ya me voy. Adiós —Dicho esto, metió sus manos en los bolsillos de su pantalón y dio el primer paso.

—Espera —dijo el castaño, tomándolo por la muñeca—, mi automóvil está estacionado fuera del hotel en el que me estoy quedando, está a sólo dos cuadras de aquí. Si vas a una parte muy lejana y tienes que llegar rápido yo puedo llevarte.

A pesar de que Liam llevaba guantes y él un suéter, Zayn podía sentir en su mente la suavidad de la mano del castaño sobre su muñeca. Recordaba cada tacto, cada olor, cada sentimiento. Suspiró con pesadez cuando sus ojos volvieron a conectar con esos lindos avellana que tanto lo atormentaban; ahí estaba esa mirada suplicante que casi lo hizo doblegarse sus últimos días en la universidad.
—Ese lugar lejano puede esperar —dijo. Con haberlo visto y haber hablado con él ya tenía suficiente para volver a caer en depresión, así que ¿qué más daba si iba y conocía su departamento?—, mejor sí te acepto el café —concedió, ganándose una hermosa sonrisa, de esas de las que solo Liam era poseedor. Una pequeña sonrisa inconsciente también se formó en sus labios, amaba a ver al castaño sonreír y más si ese bello conjunto de perlas iban dirigidas hacia él.

Engáñame dos veces (mpreg) || ZiamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora