Resurgir (MiloxCamus)

Vida

• Camus

Podía sentir la vida corriendole por las venas. Poco a poco fue abriendo los ojos, pestañeando varias veces hasta que la imagen que veía comenzó a hacer foco. Su cuerpo le respondía nuevamente. Miró a su alrededor confundido, no era el único en aquellas condiciones. Todos estaban allí. Desde Mu hasta Afrodita, Kanon e incluso Shion, el Patriarca, estaba. Y aunque se detuvo un segundo a observar al resto de sus compañeros, su mirada se centró únicamente en uno de ellos. El caballero de Escorpio recién estaba despertando. Perezoso y también desorientado, se sentó como pudo en el suelo y al igual que él lo había hecho antes, miró a su alrededor. Aún se lo veía mareado.

Él junto a un par más ya habían revivido varias veces, hacerlo siempre provocaba una especie de malestar, combinada con horribles náuseas. Así pues, los primeros en recuperar el aliento fueron los que tenían experiencia en ello. No sin pensarlo más de una vez, decidió entonces ayudar al griego que, aturdido, se encontraba a sólo unos metros. Extendiendole la mano para que pudiera ponerse en pie, éste lo miró directo a los ojos por varios segundos, segundos en los que sus turquesas no le transmitieron nada en absoluto. Al final, aceptó su ayuda pero una vez a su lado, ninguno se animó a pronunciar palabra. No le parecía una locura. Después de todo.. No habían quedado en las mejores circunstancias.

- Veo que estamos todos.. - habló el Patriarca una vez que estuvieron en pie. - Hemos vuelto a la vida, vaya a saber por qué.. Un agradecimiento del dios Odín, seguramente..

Todos estaban algo desorientados aún pero prestaban muchísima atención al ariano que, al igual que en la batalla contra Hades, volvía a la vida siendo joven.

- Creo que ya todos podemos percibir lo que ha pasado en los Campos Elíseos - continuó. - Debemos volver a donde pertenecemos y aguardar por Athena y el resto de los caballeros.

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No tardaron demasiado en sentirse rebosantes por la victoria ante Hades por parte de Athena. Al llegar al Santuario poco a poco volvieron a ser quienes siempre fueron. Podía apreciarse a un feliz Mu por volver a ver al rubio caballero de Virgo, no cabía duda de que allí había amor; Saga y su hermano haciendo las paces, Shura y Aioros volviendo a ser amigos sin ningún rencor de por medio, un espléndido Afrodita tan cercano al extravagante canceriano. Incluso podía admirarse el eterno amor que el Patriarca y el caballero de Libra profesaban. Todos y cada uno de los vínculos que por alguna razón habían sufrido ciertos roces, unos de mayor gravedad que otros, comenzaban a afianzarse nuevamente. El Santuario irradiaba no sólo victoria sino también felicidad. Pero aún así, él no era capaz de sentir lo mismo.

No había cruzado palabra con Milo, el único y también último acercamiento había sido en Asgard, hacía ya varios días. Cierto es que el Santuario había quedado en ruinas y no tenían prácticamente tiempo libre pero se debían una conversación y lo sabían. La última vez que se vieron previo a el ataque por parte de Hades había sido cuando murió a manos de Hyoga. Él aún podía recordar muy bien aquel beso en Escorpio, el último que Milo le daría sin saberlo. Lo próximo que su novio sabría de él es que había traicionado a Athena. Estaba seguro de que aquello le había dolido incluso más que a él mismo, pues aunque muriera de ganas de ver al griego, lo último que éste se hubiera imaginado era comprobar que se había aliado con el enemigo. Su reencuentro había sido simplemente espantoso. Y por si eso fuera poco, cuando al fin podrían haber luchado codo a codo, él había tenido que pagar una deuda con la que cargaba hacía más de una década. El destino no había jugado en su favor, eso desde ya.

Era en verdad muy poco el tiempo que habían tenido para disfrutar su relación. Habiendo sido amigos por largos años, su amor no había sido nombrado sino mucho después. Un lapso que no duró demasiado teniendo en cuenta que murió en la batalla de las Doce Casas. Casi no se habían disfrutado.