17. Desahogo

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POV Poché.

El resto del día paso muy rápido, luego de enviar ese mensaje preferí apagar mi teléfono, sabía que habría una respuesta pronto, puesto que la señora decía que era algo importante, pero en estos momentos no quería enfocarme en eso, ya luego me ocuparía de ver donde nos encontraríamos y que era eso que quería decirme. Una parte de mi quería decirle a mi papá, pues tenía relación directa con él, pero la otra no quería decirle porque por algo me contacto sin decirle directamente a él que me dijera. También tenía la sensación de que quizás encontrándome con ella podría obtener más respuestas pero no quería ilusionarme, solo anhelo que todo acabe pronto y, dejar de quedar en medio de un problema que ni siquiera es mío.

¿Por qué el poder y la ambición cegaba tanto a las personas?

¿Por qué la gente se dejaba llevar por las cosas materiales obviando el amor?

¿Cómo pudo ser posible que la ambición de mi padre, fuera más fuerte que el amor a su familia?  ¿Más fuerte que su amor por mí qué soy su hija?

Eran muchas preguntas las que rondaban por mi cabeza pero al fin y al cabo, seguir martirizándome, no solucionará nada, por algo dicen que el mejor aliado de nuestros problemas, es el tiempo, ya que lo cura todo y te ayuda a entender el por qué de las cosas, ¿no?

Luego de pasar prácticamente todo el día con Daniela, decidí que por esta vez, prefería que fuera a descansar a su casa, necesitaba su compañía, pero quería empezar a dejar de depender de ella y dejar de temer a lo que pudiera pasar, intentó convencerme con pucheros pero pude ser firme y la convencí de que mañana si dormiriamos juntas y ella quedó de venir temprano mañana para ir a trotar y luego irnos a nuestro partido.

Aún no encendía el teléfono y me encontraba esperando a Valentina para que cenaramos juntas y conversáramos un rato.

—Gordi llegue.— Afirmó entrando al living del apartamento— ¿Ya cenaste? — Continuó dándome un abrazo.

—No, te estaba esperando para que lo hiciéramos juntas, ¿Preparamos algo o pedimos algún domicilio? — Respondí sentandome en el sofá.

—Te diría que preparemos algo pero estoy muy cansada ahora, así que pidamos un domicilio mejor, ¿Sushi? — Dijo ella haciendo un puchero para convencerme.

— Bueno bueno, igual ni quería cocinar y quemar la cocina—. Respondí riéndome y ella tomó su teléfono para hacer el pedido.

—Llega en 45 minutos, ¿Qué hacemos mientras? — Preguntó Vale sentándose a mí lado.

—Yo creo que la mejor opción es chismosear, como nos encanta, ¿Qué dices? —

—Plan perfecto, ¿Te parece por empezar a contarme que te pasa? — Habló poniéndose seria ahora.

—¿A qué te refieres? Según yo todo está bien— Respondí volviendo a acomodarme en el sofá, ya me imaginaba que esta conversación sería bastante larga.

No entendía como el lograr disimular que no estaba bien, ahora resultaba tan difícil, al menos con los más cercanos, antes lograba ocultarlo incluso frente a ellos, pero ahora no era así, hasta Valentina lograba darse cuenta de lo que me pasaba. ¿Qué había cambiado? ¿Acaso me volví débil? No, eso no podía pasar.

—Es obvio Poché, aunque luego de lo que pasó con mamá, nos hayamos alejado, soy tu hermana, he vivido contigo mi vida entera ¿No crees que puedo reconocer cuando algo le sucede a mi hermana mayor? — Respondió con una sonrisa.

—Odio esto, de verdad, lo que menos quería era generar preocupación en los demás, siento que todo es mejor si yo me preocupo de mis propios problemas, de todos modos, ya tienen sus propios problemas, para que añadirle algo más, que ni relevancia tiene. — Agregué luego.

Una chica extraordinariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora