|19|

205 19 5
                                    



Me senté en el sofá y me saqué las zapatillas, quedándome con los calcetines puestos. También me saqué la chaqueta y la lancé a mi lado.

Me sentía mareada, pero eso no me impedía pensar en lo ocurrido. Por primera vez no me arrepentía de lo que había pasado, sentía que había hecho lo que debía, lo que quizás quería y lo que podría continuar.

Me levanté y miré los correos de la computadora, no había ni uno solo, lo único que esperaba era que mis padres estuvieran bien.

No sabía si subir a mi habitación y encerrarme hasta el lunes o quizás...

Payton entró con su sudadera sobre su hombro, cómo yo estaba parada a un lado de la puerta, no me vió y a lo mejor pensó que estaba arriba.

— ¡Hey! — exclamé.

Giró asustado.

— No te ví, creí que habías subido. — explicó.

— Lo sé.

Lanzó su sudadera al sofá.

— Quiero hablar sobre lo que pasó hace un rato, no quiero que te sientas incómoda, si tu quie...

— ¡No! — lo interrumpí.

— ¿No?

En ese momento supe que tenía que hacer lo que quería, no lo que pensaba que estaba bien.

— ¿Puedes... — no quería decirlo. — puedes besarme? — miré mis dedos nerviosa.

Hizo aquella sonrisa que me encantaba mientras se acercaba lentamente a mí.

— Te besaría la misma cantidad de veces que he respirado, T/N.

Levanté la mirada apenada, quería salir corriendo de ahí.

Pasó una mano por mi cadera y la otra acariciaba mi mejilla. No esperó nada para hacerlo, para besarme cómo nunca nadie me había besado. El beso subía de ritmo; me incliné un poco hacia abajo con sus labios aún entré los míos.

Lo que pasó después fue sin pensarlo, sin que yo lo pidiera o el lo autorizara.

Me levantó aún besándome, mis piernas estaban enrolladas en su cintura y mis brazos en su cuello. Sus manos estaban sosteniendo mis muslos.

Me llevó y sentí que me dejo caer en una superficie plana, en este caso, la barra de la cocina.

Me separé por falta de aire, terminando el beso con una sonrisa.

— ¿Y ahora qué te pasó? — me pregunta Payton.

Me encogí de hombros.

Estaba apenada, no tenía muy claro qué había pasado, no sabía como responder.

— Yo sé lo que pasa. — dijo y retrocedió.

— ¿Qué?

— Sí, ya se porqué lo hiciste... por lastima ¿verdad?

— ¿Lastima?

— Exacto, lástima de que yo ande mendigando tu amor y que mas que hacer que ilusionarme. Pero no, T/N, no caeré.

Reí cabizbaja.

— No fue lastima. — dije.

— Seguro. — dijo sarcástico.

— Es en serio, pero si no quieres creerme, no importa. — baje de la barra de un salto.

— ¿Qué debo creerte?

— Que por primera vez estoy intentando demostrar lo que siento y tú sales con tus estupideces.

— ¿Qué es lo que sientes?

Only You | Payton Moormeier Donde viven las historias. Descúbrelo ahora