Algo que necesito - Parte 2

693 141 17
                                    

- Comenzaba a creer que no llegarías -habló el menor apenas se separaron.

- ¿Bromeas? Necesitaba en verdad verte.

Sonrisas que imploraban decir más y una rubia que disfrutaba complacida la escena.

- ¿Quieren que los deje solos? -comentó con picardía la chica, levantándose de la silla.

- Oh, perdona. Talía, él es Emilio. Y Emilio, ella es Talía, mi mejor amiga.

Ambos estrecharon las manos, Talía con una amplia sonrisa, Emilio con reserva.

Tomaron asiento, Emilio junto a Joaquín con Talía frente a ellos. Pidieron bebidas mientras esperaban el momento indicado para ir a comprar las entradas del cine.

- Dime, ¿qué se siente estar casado con Matías Gilbert? -preguntó de pronto Talía mientras sorbía de su soda.

- ¡Talía! -refutó el castaño mientras golpeaba a la chica por debajo de la mesa.

- No me pegues -dijo entre dientes y claramente con dolor.

El rizado rio. -Tranquilo Joaquín. Y contestando a tu pregunta, estar casado con Matías es sumamente aburrido.

La rubia formó una "O" con su boca impresionada por la respuesta. -¿Cómo dices? Estás casado con un famoso cantante, ¡tu vida debe ser emocionante! Llena de giras, fotógrafos y fama.

- Seguro sería emocionante para alguien más, pero para mí es simplemente aburrido y agotador. Pareciera que estoy casado con un fantasma.

Joaquín lo miraba asintiendo, entendiendo cómo se sentía, pero Talía seguía en shock.

- Aburrido debe ser el matrimonio de Joaquín con Alejandro, digo, ¿quién quiere estar casado con un empresario que hace años que te toca?

Nuevamente la rubia recibió una fuerte pateada por parte de Joaquín, se estaba pasando de indiscreta.

- Ignórala, está loquita -dijo Joaquín tratando de recuperar su dignidad.

Emilio sonrió de lado y comenzó a revolver su bebida con la pajilla que había dentro de ella. -Tranquilo, sí de algo te consuela, Matías y yo sólo lo hacemos cuando regresa ebrio de alguna fiesta.

Aquella declaración dejó anonadada a Talía, haciéndola sentir un tanto incómoda, al contrario de la reacción de Joaquín, que parecía estallar en carcajadas.

La conversación que surgió a continuación de aquello fue bastante cómoda: Talía quería conocer al chico del que Joaquín no paraba de hablar, y Emilio estaba intrigado con la bella chica, mejor amiga del castaño que le hacía pasar increíbles ratos.

En la cafetería se adentró un joven alto, de tez morena y ojos profundos; en cuanto la rubia lo vio entrar su cuerpo se tensó, cosa que fue notada por sus acompañantes.

- ¿Pasa algo? -preguntó primero Emilio.

Joaquín miró primeramente a su amiga y después se giró a ver a donde la mirada de la chica estaba clavada.

- Oh -rio. - Es él.

- ¿Él? ¿Quién es "él"? -insistió en saber Emilio.

- Mi ex -habló Talía.

- Su ex, con el que todavía tiene sus encuentros.

La mirada de la chica seguía fija. -Aún lo amo.

- Y sí lo amas, ¿por qué no estás con él? -habló el castaño.

Ella se encogió de hombros. -Supongo que así estamos destinados a estar.

- Nada de eso. Nuestro destino lo escribimos nosotros -se giró a Joaquín. - ¿Apoyas la idea de que lo invite al cine?

Joaquín asintió.  - Completamente.

- Pero ustedes irán.

- Toma nuestro lugar, igual ya no tenía muchas ganas de ir al cine, ¿tu Joaquín?

- Es igual. Podemos hacer otras cosas. Anda Talía, ve al cine con Manuel.

Al ser motivada por esos dos asombrosos chicos la rubia tomó la iniciativa y caminó hasta Manuel.

- Hey -apenas dijo audible.

- Hey, Talía.

- Pasaba por aquí y te vi, así que me pregunté sí tal vez te gustaría ir al cine.

El chico sonrió mientras recibía su capuchino. -Nada me gustaría más que eso.

Joaquín y Emilio los vieron a lo lejos y salieron casi detrás de ellos pero caminaron en la dirección opuesta.

- Bonita forma de deshacerse de ellos, señor Marconi -habló Joaquín con las manos en los bolsillos.

El rizado se ruborizó y comenzó a sentirse nervioso. - No lo malinterpretes, me agradó mucho, pero no vine a pasar el día con ella.

Caminaron a lo largo de la plaza hasta pasar frente a una tienda de mascotas, invadida por cientos de niños fascinados con los animales y rogando a sus padres que les compraran uno.

Estuvieron a nada de pasarse de largo, pero el tenue ladrido de un hermoso Alaska siberiano negro los detuvo.

- Oh, Dios, es adorable - exclamó con emoción al acercarse a jugar con el cachorro.

- Tú eres adorable -susurró enternecido con la imagen frente a sus ojos.

- ¿Qué? -preguntó Emilio con el corazón a mil por hora.

- Que, que el cachorro es adorable -respondió con rapidez.

El ladrido del pequeño Alaska los hizo voltear a mirarlo. En verdad era hermoso, lleno de carisma y personalidad.

- Dios, quisiera llevarlo a casa y abrazarlo todo el tiempo.

- ¿Lo llevamos?

Los grandes ojos color chocolate del rizado se abrieron de par en par. -No era en serio.

- Lo sé, pero, ¿por qué no llevarlo? Es obvio que le agradamos y que nos agrada. Llevémoslo.

Las palabras de Joaquín eran serias, decididas. Mientras Emilio lo seguía pensando, el pequeño perrito le chillaba en forma de súplica.

- Pero ¿en dónde se quedaría? Matías odia a los animales.

- Se quedaría conmigo.

- Pero, ¿y Alejandro? ¿No te dirá nada?

Joaquín ya caminaba hacia el mostrador para comprar al pequeño. - No. Le diré que fue regalo de su madre.

El rizado terminó de convencerse al ver caminar a Joaquín al mostrador para reclamar al perrito, y más al ver a este salir con mucha euforia de su jaula.


*****

- ¿Cómo lo nombraremos? -preguntó Joaquín caminando por el pavimento de la privada donde vivían.

- Terry- respondió. - Tiene cara de Terry.

Joaquín soltó una carcajada y sostuvo al cachorro en sus brazos. - Terry serás, amigo.

Llegaron primero a la casa de Emilio y Matías.

- ¿Te veo mañana? -preguntó Emilio con la vista baja.

-Tenlo por hecho.

------------------------------

Se viene algo muy bueno en el siguiente capítulo.

Somebody Loves You; Emiliaco (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora