1- Una Cena

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- Soy budista.

- ¿Qué?

La doctora Jang lo miró a los ojos sin soltarse de los brazos de Jungwon.

- No soy católica, soy budista. 

No pudo contener la risa que provino de lo más profundo de su alma.  Acababa de ser destrozado por las palabras de la mujer que quería y, esa misma mujer, lograba reparar con las palabras más ridículas e inesperadas que podría haber escuchado.

- No me importa que seas budista, Gyeoul. Lo que menos me preocupa es tu religión.

- No sé, es que estuve compitiendo con dios tanto tiempo que...

- No hay competencia entre Dios y tú. Te quiero a tí, Gyeoul.

La desesperación que había sentido volvió a llenarlo: perdió demasiado tiempo dudando. Si hubiera tomado una decisión antes le hubiera tanto sufrimiento. Empezó a sentir que algo cambiaba en él cuando rechazó la invitación a cenar. Le mintió, algo que no había hecho en muchos años, y le tomó días darse cuenta de la razón. Había empezado a sentir cosas por ella. Pero eso no era lo raro, se había sentido atraído por algunas mujeres en el pasado pero ninguna lo había hecho dudar de su llamado. El camino siempre fue recto para él hasta que se encontró con el invierno que trajo el caos a su corazón.

- Sólo quería que lo sepas. 

Gyeoul fijó su vista en la pared, avergonzada al darse cuenta de lo tonto que sonaba lo que había dicho. Él no pudo evitar estrecharla con más fuerza, cuantas veces quiso hacer eso y no se animó. Que tonto fue, ¿por qué no se lo dijo antes? 

Suspiró para liberar la tensión que parecía haber acumulado por siglos. 

Ella tiró la cabeza atrás, sus ojos la miraba dudosos. Abrió la boca pero luego los volvió a cerrar.

- ¿Qué sucede?-, le preguntó él.

Se enderezó y estiró para poder guiar sus labios nuevamente a los de él, luego colocó las manos en sus hombros para poder estabilizarse mientras hacía puntitas de pies. Jungwon la sujetó por la cintura y luego las deslizó hacia la espalda de ella, profundizó el beso en un lento ritmo haciendo que ella arqueara la espalda ligeramente.

Suave y sin pausa continuaron besándose sin querer despegarse por un solo segundo. Hasta que un pensamiento cruzó por la mente de él y separó sus labios de los de ellas.  

- ¿Tienes algo que hacer hoy?

- No, iba a descansar a casa.

- ¿Quieres ir a cenar?

Sin esperar un segundo, Gyeoul asintió sonriendo que Jungwon no pudo evitar responder con la misma alegría.

Salieron de la oficina del Profesor Ahn y caminaron a un metro de distancia entre ellos pero con ganas de estar tan pegados que no se sintiera el oxigeno a su alrededor. Se dio el lujo de apretarle la mano que soltó rápidamente porque el ascensor se detuvo en el tercer piso.

Iksun, tan oportuno siempre. 

- ¡Jungwon! ¡Gyeoul! ¿Qué hacen esta noche?

- Vamos...

- Voy a ir a dormir a casa-, le interrumpió ella.

- No seas así, Gyeoul ¡Ven a comer a mi casa!-, Iksun dijo con un mohín.- Ven tú también, Jungwon.

Iksun le guiñó un ojo a su alumna sin que su amigo viera.

- Estoy muy cansada. profesor. La próxima vez.

- No seas así-, el Profesor Lee movió los hombros haciendo un berrinche-.Vamos a comer algo rico, dale.

A pesar de que estaba sorprendido de que ella estuviera mintiendo, el Doctor Ahn la apoyó:

- Tengo cosas que hacer, tal vez en año nuevo.

- Ay, ustedes son aburridos-. Iksun se alejó unos pasos y luego se giró, los señaló con el dedo indice y continuó:- no se van a salvar de mi en Año Nuevo.

- Ya sabemos, en año nuevo nos vemos-, trató Jungwon de apaciguarle.

Vieron como el Profesor Lee encendía su automóvil y se alejaba no sin antes agitar las manos por la ventana. 

Se miraron riéndose luego de que lo vieron desaparecer en la autopista. Se le cayó la sonrisa y sintió su rostro calentarse, por un momento se había olvidado de la situación en la que estaba.

- ¿Sigue en pie lo de la cena?- pregunto nervioso. Estaba en terreno desconocido y no podía leer lo que pensaba, ella parecía un libro que no lograba entender.

- Sí.



El invierno más cálido (Jungwon y Gyeoul)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora