Capítulo 36. Donde quiero estar

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Mike

El nacimiento de Etliz había suspendido momentáneamente mi escapada con Ruth, salimos corriendo a Los Ángeles para no perdernos aquel acontecimiento, Ruth quería estar ahí junto a Litzy cuando naciera el bebé, realmente todas las chicas del clan "A Big Girl" querían estar junto a ella cuando llegará el bebé, aquellas cinco mujeres se habían convertido en una sola.

La sala de espera era un hervidero de personas, mis padres estaban nerviosos y entusiasmados, hace mucho tiempo que no los veía tan felices y me sentí feliz por Ethan, al fin mis padres habían entendido que todas las cosas que pasaron en la vida de mi hermano debían ocurrir tal cual, para que pudiese llegar a este momento, con la madurez y responsabilidad que lo había hecho.

—Veo un aura diferente en ustedes dos —dijo Cassidy mientras se estrechaba en un caluroso abrazo con Ruth.

—Las cosas están en su sitio —dije tomando a Ruth por la cintura y llevándola más cerca de mí.

—Ha sido un camino espinoso, pero de eso sabes tú mejor que yo —Cassidy y Ruth se miraron con complicidad, pero aquello quedo interrumpido por la llegada de Ethan.

Mi hermano tenía los ojos vidriosos y parecía un doctor con aquella bata de hospital. Todos nos colocamos uno al lado del otro frente a él, a la espera de que nos diera las buenas nuevas, parecía estar en shock mi padre se acercó a él y lo abrazó por los hombros, era la primera vez después de tantos años que veía aquella cercanía entre ellos.

—Es hermoso —dijo al fin con lágrimas en los ojos —Están bien los dos, Etliz está sano y demasiado bello —se ahogó en llanto nuevamente y Ruth me alentó para que me acercara abrazarlo. Fue un momento único, no podía creer que mi hermano pequeño ya era padre. Este era uno de esos momentos que marcaban tu vida para siempre, nunca olvidaría la llegada de la siguiente generación de los Roger, había sido un momento único.

***

El amigo de Ruth, Billy, no se encontraba en casa cuando regresamos de Los Ángeles y no pude contener el deseo de tocarla, cuando la puerta se cerró detrás de mí no le di tiempo a pensar, coloque mis manos en su trasero, la cargue y esta envolvió sus piernas en mi cintura. Tome sus labios con urgencia y deslice mis manos por debajo de su blusa, camine despacio hacia su habitación y no pude resistirme a encender la luz. Se puso algo tímida, pero conmigo no necesitaba preocuparse por nada, Ruth era más que perfecta, una diosa ante mis ojos.

—Solo quiero contemplarte amor —dije mientras le deslizaba los pantalones por las piernas—Es demasiado excitante tu cuerpo —Sus mejillas se sonrojaron y me encantaba aquella inocencia que emanaba de ella, eso me aceleraba y descontrolaba.

—Me encanta ver tu rostro —dijo con voz seductora —es demasiado hermoso y perfecto.

Tome nuevamente con urgencia sus labios y termine con el último obstáculo que impendía que la admirara por completo. Le quite el sujetador liberando sus senos y una descargar eléctrica fue directamente a mi pene, no sabría si podía soportar seguir con aquel juego de caricias, aunque realmente quería escucharla gritar de placer, quería hacer volar su mente.

—Vas a seguir mortificándome —dijo con voz suave —ya deseo sentirte —no pude soportar más e hice su sueño realidad y entre en ella despacio. Nos miramos con intensidad y nos quedamos así por un segundo. Allí me di cuenta de que estaba en el lugar indicado, que no deseaba mirar otros ojos, que mis manos no querían tocar otro cuerpo. Comprendí que aquí era donde quería estar por siempre y para siempre.

Mi Segundo Primer Amor (Chicas Gordas #5) BORRADORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora