"La otra noche te esperé bajo la lluvia dos horas, mil horas como un perro."
『 ☩ 』Las gotas de lluvia caían sobre él con fiereza, eran frías como sólo ellas podían serlo. La roca sobre la que estaba sentado también estaba fría. Y el aire que corría, también lo era.
Bueno, ¿Qué más podía pedir? Estaban en pleno invierno.
Aunque había dejado de sentir el frío como tal hace un rato.
Y ustedes se estarán preguntando; ¿Qué hace este loco sentado en una piedra observando el mar en pleno invierno?
Y yo, queridos lectores, les respondo; no podría estar haciendo otra cosa.
Luego de haber vuelto de la guerra, lo primero que hizo fue buscar a su novio, a ese que no veía desde que partió a la lucha.
Cuando no pudo encontrarlo entre la multitud de gente, sintió una punzada en su corazón, pero le restó importancia y emprendió el camino a su casa. Jamás podría olvidar lo que vio cuando llegó.
El ramo de rosas blancas que había comprado de camino, cayó al suelo en el momento que la persona que abrió la puerta, no era su tan adorado Bogum, sino un desconocido de cuerpo musculoso que se encontraba sin camisa.
Luego de preguntar por Bogum, y que este apareciera solamente para decirle "tardaste mucho, aparte de fracasar, ya no te quiero", se dirigió a la playa, sin importarle mucho en realidad que comenzará a caer la fuerte lluvia.
Y esa es la razón del porqué se encontraba ahí.
No sintió el pasar del tiempo, ese momento doloroso para él seguía en su memoria, fresco, como si acabará de pasar hace unos instantes.
"Oye" escuchó ser llamado por una voz dulce y bajita a su costado, y luego dejó de sentir las gotas chocando contra su cabeza. "¿Estás bien?"
Con algo de pereza, dirigió sus tristes ojos a la persona a su lado, que muy amablemente lo refugió bajo su paraguas, y se quedó sin palabras al verlo bien.
Era un hombre, no sabría decir si era mayor que él, se miraba algo joven. Cabellos negro azabache, tal como las plumas de un cuervo. Tez blanca, como la nieve a su alrededor. Labios rojos como la sangre. Y ojos de un verde opaco cuál musgo, de ese que crece en la piedra antigua.
Simplemente hermoso.
"¿Qué?" Fue lo que logró salir de su boca, mientras de manera torpe se levantaba, no podía pensar en nada más que no fuera la belleza del hombre que se encontraba frente a él, como si en el mundo no existiera otra persona, incluso Bogum desapareció de sus pensamientos.
"Oh, disculpa, es que estaba volviendo a casa, y te vi aquí. Te veías triste, tenías la mirada pérdida, además, estás bajo la lluvia." Murmuró con un tono avergonzado, y extendió su mano desocupada. "Soy Jeon JungKook."
El extraño le dedicó una sonrisa, la más preciosa y sincera que le habían dado en mucho tiempo.
"Umh, Kim TaeHyung." Susurró en tono bajo, sin poder dejar de mirar los labios del contrario, parecían tan suaves y eran tan apetecibles a la vista. "¿Te acercas a desconocidos de esta forma siempre? Podría ser peligroso." Se atrevió a decir, y el otro rió.
"No realmente, pero me diste algo de curiosidad..." Pareció pensárselo un momento. "¿Quién sabe? Quizás seas tú quien esté en peligro."
Ambos rieron ante esa respuesta.
Uno porqué no creía estar en peligro, es decir, por favor, había vuelto de la guerra.
Y el otro... el otro porque sabía que no estaba mintiendo realmente. El chico le daba algo de lástima, era tan puro y bondadoso, jamás se había encontrado con alguien así.
Pero en fin, ese era su trabajo después de todo, no podía hacer nada.
De un momento a otro, sin saber cómo, Taehyung estaba a milímetros de la cara del pelinegro, a milímetros de poder chocar sus belfos con los adversos, de alguna manera que no se lograba explicar a él mismo, quería besarlo... no, necesitaba besarlo.
Jungkook, sin pensárselo mucho, cumplió su anhelo, acunando una de sus mejillas, y cerrando los ojos, disfrutando de ese breve momento, sabiendo que no volvería a pasar.
Al separarse, ambos tenían las mejillas de un leve color rosa, y respiraban algo agitados.
"Te me haces conocido, ¿Nos hemos visto antes?" Preguntó el de ojos onix de repente.
"No lo sé, tal vez." Rió nuevamente, y le ofreció una sonrisa de punta a punta, para después tenderle su mano, invitandole a qué la tomara. "¿Vamos?"
Y Taehyung aceptó, comenzando a caminar junto con él extraño, sin saber a donde se dirigían.
Ignorando el sonido de un cuerpo cayendo en seco al suelo, y a la persona que lo llamaba con voz preocupada.
Para él solamente estaba Jungkook en ese momento.
『 ☩ 』
795 palabras.
Disculpen cualquier error de redacción u ortografía.
~ManaosDeUva.
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Mil horas. |kv|
FanfictionLa otra noche te esperé bajo la lluvia dos horas, mil horas como un perro. Y cuando llegaste me miraste y me dijiste "Loco, estás mojado, ya no te quiero"