- Somos animales de repetición.
- ¿Decís?
- Claro que si Clara. Uno hace lo que ve, imita, así aprendiste a caminar a hablar.
- Ahhh eso explica varias cosas. Como por qué hablo con el mismo tono de voz que mi vieja o por qué frunzo el ceño igual que mi papá cuando algo me molesta.
- Ahí vas entendiendo. Por eso tenemos que luchar contra las repeticiones... emm poco sanas.
- ¿Por ejemplo?
- Hay muchos hijos de fumadores que toda su infancia se quejaron de que sus padres fumaran y apenas llegan a la mayoría de edad lo primero que hacen es robarles un pucho a sus viejos y PUM adictos de por vida.
- ¡Jajaja no podes ser tan exagerada! Aunque coincido, a varias amigas les paso. A mi me paso, pero siempre lo interpreté como un acto de rebeldía.
- La rebeldía es liberación, no prision. Aunque eso es charla para otro día..
- Ay! Me quemaste!
- Perdón, perdón. Es que me quede pensando como yo imite la relación de mi papás con mi marido. Un hombre seco y poco cariñoso y yo una susanita quejosa, exactamente como ellos. Hasta soy peluquera como mi mamá y odio el olor al formol.
- ¿Hay algo que me quieras decir? Por qué ya entendí la indirecta. Basta de calecita.
- Trata de repetir lo bueno amiga, no lo malo.
- En eso estoy..
- ¡Buenísimo! Te quedó divino el colorado. Como tu mamá, cuando necesitan un cambio en su vida cambian su pelo.(Dijo Gladis mientras miraba como le había dejado el pelo a su clienta favorita, contenta por su gran trabajo pero segura que ninguna de sus palabras le habían llegado por que el moretón que tenía en el brazo Clara era muy reciente)
