Armando y Daniel

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Era casi media noche en las oficinas de Ecomoda, las discusiones se hacían cada vez más grandes por los presupuestos de la calidad de los productos que tenían en mente para la colección de esa temporada, pero la economía de la empresa no ayudaba mucho en ese entonces, y Don Armando sabia muy bien que no podía cometer errores con la empresa que su padre le cedió, estaba dispuesto a hacer lo que sea con tal de no dársela a su rival cuñado Daniel Valencia, por suerte tenia un as bajo la manga, si secretaria y fiel ayudante Betty, quien lo acompaña en el ascensor hasta la salida, donde se despedirían hasta mañana, a empezar otra jornada laboral.


- Hasta mañana don Armando, que descanse- Dijo Betty mientras se subía en el taxi que ya estaba esperándola en la puerta.


- Hasta mañana Betty.- Contestó don Armando sin animo.Una vez que se fue el taxi atrás de el estaba el mensajero de la empresa Mario, estacionado el auto de Don Armando para poder irse.

- Gracias Mario, que pase buena noche.


- Igualmente Don Armando.- Contesto este.

En el camino en el auto se desvió para ir a un bar, beber unos tragos, no tenía ganas de volver a su apartamento para seguir la discusión en su casa con su prometida Marcela, así que una vez estacionado el auto en la entrada de este no tan concurrido bar, se dispuso a entrar y se sentó a mitad de la barra, pidiendo asi un whisky doble sin hielo. Al mirar a uno de sus laterales vio sentado en una punta de la barra a Daniel, bebiendo lo mismo, y en un crucé de miradas voltearon la cara sin mediar palabra. Ya después de ese whisky doble y mientras se pedía otro, Don Armando se acercó a Daniel, finalmente, con motivo de tener una charla fuera de la empresa.

- A veces beber solo no es del todo saludable, aunque la única compañía que tenga ahora para charlar sea usted, Daniel Valencia.- Le Dijo mientras se sentaba en el taburete que se encontraba vacío a su lado.


- Nadie le pidió que venga a hablarme, aparte hay más gente en este bar a quien alguien como usted puede hablarle que no sea yo. - Contestó con la misma simpatía amargada de siempre.


- Pero no las conozco y a ti si, ¿sabes? Sólo déjame beber a tu lado. - Daniel asintió con la cabeza mientras le daba el último sorbo a su baso de whisky.


- Invito la próxima ronda.- Dijo Armando para así poder acercarse un poco más a su compañero empresario. La verdad es que su primer idea era buscar mujeres en en ese pequeño antro, el cual estaba escaso, pero unas vez ahí prefirió beber.


- La empresa no está en su mejor momento y ¿tu derrochando dinero en tragos? De esta forma no muestras tu mejor lado economista ¿sabias? Y menos en frente mío, cuando tu padre se de cuenta del pésimo manejo que tienes con su empresa me pondrá al fin a cargo.


- No estoy aquí como un empresario, sólo soy una persona normal que quiere beber unos tragos.


- Pues bebe tu solo. - Le contestó Daniel y al levantarse de la silla su vista se nublo notoriamente dejando al descubierto por sus tambaleos que se encontraba en un estado de ebriedad que, lógicamente, le impediría conducir su automóvil hasta su departamento.


- Vamos, yo te llevo- Le dijo don Armando levantándose y poniendo su hombro para que este pudiera apoyarse y así no caerse.

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