✧ dos

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Ninguno supo el momento exacto en que la distancia había sido acortada nuevamente por sus bocas que se unieron en sincronía, mantenían sus ojos cerrados mientras sus labios se tocaban gustosos y los suspiros de satisfacción se perdían en la cavidad contraria, la forma en que Jungkook se sostenia a la cintura de Jimin solo hacía que perdiera la razón por las sensaciones que su tacto le provocaba, no era un tacto brusco, eran movimientos serenos y pacíficos donde el pelinegro dejaba a flote sus sentimientos incitándolo a algo más que sólo la piel podía recitar, volvían a tomar aire por la inmensa necesidad que el beso apasionado les plantaba, las manos de Jungkook picaban por apretujar con fuerza la piel del chico entre sus brazos y un entregado y sumiso Jimin adivinaba sus pensamientos dándole total permiso cuando él mismo tomaba la mano ajena y la apretaba contra su dermis sintiendo la calidez electrizante de los dedos de Jungkook erizar todos sus vellos.

Jungkook se separaba solo unos centímetros de sus labios y subía esa misma mano hasta el rostro de Jimin y susurraba: ─Por favor, déjame hacerte el amor, hyung ─Jimin asentía deshecho sobre su regazo, asentía con sus finas hebras en acuerdo y sonreía dejando un beso en el pequeño tatuaje que adornaba el dorso de la mano de Jungkook.

Las mejillas de Jimin se colorearon pero con total seguridad respondía:─Hazme el amor, quítame el miedo... ─juntaba sus narices y pasaba una mano por los hombros de Jungkook para agarrarse de su cuello, luego volvía a su posición recta para tener a su amante nuevamente frente a él.

Con delicadeza Jungkook quitaba las prendas superiores de Jimin quien reposaba sobre su pelvis y lo miraba desde arriba atrapando su propio labio para evitar gemir, cuando Jungkook levantaba la vista, se quedaba admirando lo etéreo que lucía aun cuando su cabello estaba revuelto, sus labios más rojos y su pecho subía y bajaba falto de respiración, Jimin también ayudaba a Jungkook a despojarse de sus prendas y clavaba la mirada en el torso trabajado y desnudo de Jeon que imitando la acción también repasaba sus ojos sobre la blanquecina y suave piel del mayor, Jimin sintiéndose intimidado por la pentetrante mirada oscura, se ponía las manos en el pecho buscando cubrirse por la idea de que tal vez al estar desnudo su aspecto ya no le atraería a Jungkook.

Jeon quitaba con calma sus manos y Jimin cedía con un mohín en sus labios. ─No te cubras, hyung ─Jimin lo miraba atento con sus preciosos ojitos brillando y con sus orejas coloradas ─, eres hermoso, deja de ocultarle al mundo lo precioso que eres, déjame ser yo quien siempre te lo recuerde ─las yemas de sus dedos delinearon con cariño la frágil piel de porcelana y un tierno beso fue dejado en su cuello.

Obediente y con su cara ardiendo, Jimin buscaba la boca de Jungkook y lo besaba, lo besaba con una pasión repentina que hasta él desconocía de dónde había surgido, Jungkook pasó las manos por su espalda y Jimin pudo sentir cómo la notoria hombría despierta presionaba contra sus glúteos, la sensación le voló la cabeza, pero tenía vergüenza de pedirlo deliberadamente, quería sentir a Jungkook, llorar entre sus brazos mientras sus cuerpos se fundían y las palabras sobraban.

Jungkook con suavidad lo recostó sobre el mullido colchón para comenzar su trabajo, dejaba besos sobre su piel al ritmo en que sus manos le quitaban los pantalones y la ropa interior para luego él hacer lo mismo, cuando Jimin estuvo finalmente desnudo y tendido sobre las sábanas su boca no pudo contener el deseo de parar en uno de los pezones del castaño, quería probarlo y asegurarse de que tocara el cielo, que sintiera que en el mundo había una persona que estaba dispuesta a todo por él, a hacerlo llorar de felicidad o de placer, de complacerlo o de corromperlo.

Jimin tenía los ojos cerrados y los dedos apretados con fuerza al cabello de Jungkook, estaba preso de cada suspiro sobre su pecho níveo y gemía.

Gemía gloriosamente para Jungkook, le restregaba en la cara que aunque conociera más personas y aunque pasaran mil años, Park Jimin siempre sería el sujeto de su total devoción.

─Jungkook... ─el nombrado dejaba un besito en su ingle rozando tentadoramente sus labios por encima de la masculinidad despierta de Jimin que gimió ahogado y se recostó sobre sus codos para poder apreciar a gusto a Jungkook entre sus piernas probándolo por completo.

─Dime cómo debo hacértelo... quiero complacerte ─y sin más, tomaba la punta rosada entre sus labios haciéndolo gemir fuerte, con su mano libre repasaba la pancita suave de Jimin y este se agarraba de sus dedos no queriendo que el momento se acabase.

De forma tímida movía su pelvis embistiendo la cálida y húmeda cavidad que lo recibía sin protestar, Jeon lo miraba con sus ojos bien puestos en él y se dejaba hacer, porque Jimin, Jimin podría destruirlo sin piedad y él estaría dispuesto a aceptar cualquier castigo.

─Y-yo no lo s-sé... ─el vaivén en la boca de Jungkook había aumentado, lo tomaba con tanta fuerza y precisión que las piernas de Jimin empezaban a temblar y el sudor invadía sin permiso su cuerpo ─a-ah... ─Jungkook había dado un chupón certero en sus testículos y un dedo travieso paseaba repetidamente por su entrada necesitada.

Con un poquito más de avidez empujaba mas seguido sus caderas y cuando Jimin sintió que estaba a punto, Jungkook se detenía repentinamente pasando sus yemas por las piernas largas y esbeltas de Jimin al mismo tiempo que sin pizca de vergüenza acariciaba su miembro erecto y doliente frente a él, Jimin se mordía los labios esperando el próximo asalto.

Agachándose a su altura, le habló a escasos centímetros del rostro. ─Déjame ser solo yo, hyung... ─y se besaron, tal vez por milésima vez en el día o en la vida, Jimin gustoso lo recibía porque nunca tenía suficiente de Jungkook, nunca ─, tengamos un final feliz ─hablaba, pero esta vez sus dedos se dirigían con más seguridad hacia esa zona dulce que prontamente tendría a Jimin viendo las estrellas y gritando su nombre incontables veces.

El cuerpo de Jimin se aferraba a la intromisión de aquellos falanges que gentiles se abrían paso en su interior, que le aseguraban el placer venidero, sus ojos estaban atentos a cada una de las acciones que ejecutaba Jeongguk con su otra mano, recorriendo su desnudez, grabándose la celestial imagen de Jimin entregándose plenamente para él.

Las piernas cómplices, como un libro abierto esperando por su lector, lo recibieron apacibles, abriéndole las puertas del paraíso, la virilidad de Jungkook entraba en él ultrajándolo despacio, robándose sus gemidos, unidos más que pangea y peleando por el derecho a elegir en qué posición ver las estrellas, Jimin se abrazaba a su espalda, sintiendo cómo el vaivén fecundo de caderas aumentaba el calor en sus anatomías, dejando en aquellas paredes las huellas del amor que ambos se tenían.

Tenían vergüenza, Jimin de que Jungkook huyera, y Jungkook, de que Jimin llegase a descubrir sus pensamientos, aquellos donde él es su entero dueño y manipula cada uno de sus movimientos.

Jungkook se sentía un principiante haciéndole el amor, tal vez era por los sentimientos que se remolinaban en su pecho, o por el aura sublime de esos ojos tiernos.

Cuando la serotonina y la humedad nublaron por completo sus sentidos, el almíbar glorioso salió expulsado de ambas hombrías estallando como río en ambos cuerpos que aún siendo uno se relajaron cayendo víctimas de la astucia de Morfeo.

Platónic eyes 국민 Kookmin minific [𝙚𝙙𝙞𝙩𝙖𝙣𝙙𝙤]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora