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P.O.V. Jimin

La música de Daddy Yankee resonaba con firmeza en todo el lugar. El olor a alcohol en el ambiente era casi imposible no percibirlo al instante de nuestra entrada a la fiesta. La gente parecía bailar como si fuera la última vez que lo harían en sus vidas; hasta podía observar cómo habían personas besuqueándose hambrientos en las esquinas del callejón. Luces provenían de los extremos del lugar y éstas cambiaban de color, por lo que provocaba que la sensación festiva y de adrenalina aumentara con el pasar de los segundos.

Maldición. Realmente había extrañado esta atmósfera con cada célula de mi cuerpo.

A este punto, ya no podría sentir ni siquiera una pizca de arrepentimiento al terminar viniendo aquí.

Los chicos y yo admirábamos cada detalle, sin poder ocultar la atracción que sentíamos ante tal escenario frente a nosotros.

— Ya me hacía tremenda falta algo como esto.— nos dice Yoongi alzando su voz, ante la música tan alta. En su rostro sobresalía una enorme sonrisa.— Bueno, iré a buscar algo para tomar. ¿quién viene conmigo?

— ¡Yo, por supuesto! Necesito beber algo para asentarme a tan tremendo ambiente. — expresa dramáticamente Taehyung  haciéndonos reír y negar con la cabeza. — ¿Quieren que les traigamos algo?— Esta vez nos pregunta a mí y a Seokjin.

— Por el momento, no quiero nada. Prefiero disfrutar de la excelente música, mientras aún esté cien por ciento sobrio.— le dejo saber mientras mordía mi labio y rodeaba los hombros de Jin con uno de mis brazos.

— Lo mismo que Minie.— responde sin duda el rubio, colocando sus manos en los bolsillos de su fino pantalón de vestir.

— Pues entonces, empiecen a divertirse. Solo recuerden no desaparecer.— dice Tae seguido de un guiño, para agarrar entonces la mano de Yoongi y desaparecer entre la multitud.

Al instante, agarré una de las manos de Seokjin, mientras lo arrastraba entre risas a divertidas hacia la enorme muchedumbre que bailaba sin la intención de detenerse. La canción RITMO retumbaba fuertemente en los alrededores, provocando que entre miradas de jugueteo, el rubio y yo movieramos nuestros cuerpos y cantáramos de forma gustosa y amena. Ambos nos sentíamos plenos y sin preocupaciones entre cada paso dado en sincronía, totalmente absortos de cada cosa que podía estar ocurriendo de los rincones del muy amplio callejón.

Pero fue entonces que de un momento otro, noto como el rubio se detuvo por completo, mientras posaba entonces toda su atención en algún punto fijo a mis espaldas.

— Hey, ¿qué sucede?— pregunto preocupado, a la vez que yo también paraba de bailar.

— N-no, no. No es nada...— dice aún algo aturdido, tratando de salir de su trance al intentar seguir bailando al mismo ritmo de hace unos segundos.

Terminándole siendo inútil, ya que sus movimientos se terminaron convirtiendo en los de una persona totalmente distraída.

Aunque no en mala forma. El leve destello en sus ojos me lo dejaba saber.

Por lo que fue ese tipo de actitud en él que me hizo sospechar aún más, haciendo que me volteara para observar en la misma dirección, con tal de comprender qué había sido lo que le hizo cambiar en tan solo unos instantes.

Y entonces lo entendí.

A pocos pies de distancia de nosotros, pude identificar a aquel guapo y tan conocido chico de cabellos azulados, en tonos opacos y que se asentaba perfectamente a su corte tipo undercut y a su tan única sonrisa con oyuelos que adornaba su rostro. Este bebía de una botella de agua, mientras conversaba con un chico de cabellos rubios platinados, ambos con sus espaldas recostadas en la pared.

Mαкє Iт Rιgнт - 𝙹𝚒𝚔𝚘𝚘𝚔𝚖𝚒𝚗 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora