134340

35 6 2
                                    

"Si pudiera, me gustaría preguntarte:
¿Por qué hiciste eso? ¿Por qué me expulsaste?
Sigo dando vueltas a tu alrededor, sin nombre
Nuestra despedida no tuvo color, sin cambios"

💫

El día en que Hoseok perdió a Yoongi, un extraño objeto hizo remecer su nave, una mala señal.

–¿Sentiste eso? –preguntó Hoseok, incorporándose en la cápsula que utilizaban de cama. Las sábanas estaban atrapadas entre sus cuerpos y Yoongi ya se encontraba con los ojos bien abiertos. Analizó su rostro intentando adivinar si le hablaba al Yoongi de la discordia, o al dócil con quien se acurrucó horas atrás.

–¿Debería ir a ver? –propuso el mayor. Hoseok suspiró internamente ante su tono de voz relajado, el Yoongi de sus sueños seguía presente. Asintió en respuesta, levantándose para comprobar que todo estaba bien en el panel de control.

Los brazos le pesaban, al igual que las ansias de seguir durmiendo, o de besar cada centímetro del cuerpo de Yoongi. Ninguna de las opciones era factible, el trabajo debía ser realizado y con Yoongi, nunca se sabía; tal vez lo de la noche pasada fue solamente un ápice de suerte. Era el tipo de chico complicado que su madre no hubiese aprobado. Rio ante el pensamiento, en ese caso, era una ventaja ser huérfano.

Miró las estadísticas en la pantalla holográfica del centro de mando. Todo parecía bajo control y los números estaban estables. No había pérdida de combustible o alguna avería que corregir.

–Muéstrame el historial de coordenadas –ordenó en voz alta. El gráfico se desplegó y todo coincidía con lo indicado por su último comprador.

–Todo está en orden –comunicó Yoongi, apareciendo por detrás.

–Por aquí también –concordó Hoseok. Percibió al mayor acercarse hasta que sus brazos rodearon su cintura. Sostuvo el aliento esperando las palabras de Yoongi.

–Relájate. –Fue lo único que dijo, pero bastó para que Hoseok soltara el aire y se dejara llevar. Se dio la vuelta y sujetó el rostro del más bajo, acariciando las mejillas nacaradas con sus dedos pulgares. Lo miró con suavidad antes de hablar.

–Llevamos cinco cargamentos de Ambrosía a un comprador desconocido, ¿crees que puedo estar tranquilo? –musitó, con la voz temblorosa. Estaban arriesgándose a un destino lamentable que le tenía con los pelos de punta. Ante esto, Hoseok intentaba convencerse de que no era un cobarde. Al fin y al cabo, le entregó su corazón a Yoongi, sabiendo que estaba dando un paso a ciegas, no había acto que demostrara más valentía que ese.

Bueno, traficar con este nuevo socio, tal vez se le acercaba un poquito. Hoseok llevaba años en el rubro y jamás la codicia lo condujo a saltar sin reparos con un reparto tan grande. Si hubo de aceptar esa vez, fue simplemente porque no pasaban el mejor de los momentos, – económicamente hablando–.

Yoongi, sorprendentemente, sonrió ante sus inseguridades.

–¿Recuerdas esa vez, en el bar Atlantis, cuando me dijiste que el mejor viaje de mi vida sería en tu nave, contigo?

Hoseok asintió, por supuesto que lo recordaba. Yoongi había desechado cinco gramos al excusado después de que le dijera eso. Además, aceptó tripular con él, prácticamente declarándole su amor. Lo tenía como su mayor logro.

–¿Recuerdas lo que te respondí? –preguntó. Obviamente lo hacía. Esas palabras lo inundaban siempre que miraba a Yoongi. Sin embargo, no sabía dónde quería llegar el mayor con esto. Siendo sincero, nunca lo entendía con certeza. Ser pareja de Yoongi significaba ir más allá de lo que imaginabas, nunca poder anticipar una reacción o esperar cierta respuesta. La espontaneidad era parte de sus características y Hoseok todavía practicaba cómo lidiar con ella.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: May 30, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El corazón de una estrella ❃ o.s「myg+jhs」 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora