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El rubio con el paso del tiempo se va despidiendo de la ciudad  para después entrar a un trayecto donde solo hay árboles bordeando los costados de la calle.

A los ojos de Jimin tenía una cabaña muy grande, demasiado grande diría el. Los costados de esta se encontraban rodeados de árboles de gran tamaño y muy robustos.
Un camino se mostraba delante de esa puerta de madera, afuera tenía una mesa con un par de sillas que te dejaban observar la naturaleza. Si, porque ahora ya no se encontraban en la ciudad, sino en el claro bosque.

No le parecía nada aterrador más bien era mágico. Tan soñador que soltó un chillido y esbozó una sonrisa empalagosa.

Ambos jóvenes bajaron del automóvil, Jimin guardaba una cierta distancia de Jungkook y aunque este parecía no ser tan malo seguía desconfiando.

Su mente era tan traicionera que se monto una escena en donde varios chicos lo toman de los brazos y lo esposan para después abrirle la panza y comer todo su interior. Asustado con todo lo que pasaba en su cabeza pega un brinco al sentir como alguien le ha tocado el hombro.

El pelinegro llevaba tiempo hablándole.

— ¿Estas bien?. — preguntó confundido y mirando el rostro del contrario, quien parecía a ver visto a un fantasma.

— O-oh sí sólo que... Me imagine algo.— dice apenado y luego sonríe.

— ¿Qué pensaste? ¿Qué te traje a base de engaños y que adentro hay tres caníbales esperándote?. — habla juguetón levantando la barbilla.

Jimin se queda petrificado con lo que ha escuchado ¿Acaso también leía mentes?.

— Y no, no leo mentes, todo es muy notorio en tu rostro. — sonrie finalmente y comienza a caminar para entrar a la cabaña.

El rubio siente por milésima vez como se relaja su pecho y se queda observando la espalda de Jungkook, este tenía una buena proporción y se miraba bien desde aquel ángulo.

Park decide salir bien de sus pensamientos y se adentrarse a la realidad como también a la cabaña. Sus ojos se abren aún más al observar aquel lugar por dentro.

Simplemente era maravilloso.

Se respiraba un fino y relajante olor a hiervas, a naturaleza pura y eso le encantaba. La decoración era bonita parecía que se encontraban en otra época, era como si hubiese viajado en el tiempo. Adentro de la cabaña había una pequeña sala y una chimenea, la mesa que estaba al frente de los sofás era un tétrico árbol cortado a más de la mitad, también adentro se encontraba una cocina con con un par de sillas y una mesa de madera.

— Hermoso lo sé. — la voz áspera de Jungkook lo hace que salga de su burbuja soñadora.

El ceño de Jimin se frunce mientras forma un puchero.

— ¿Puedes dejar ya de molestar mis pensamientos?. — dice disgustado abultando sus labios.

— Yo no molesto tus pensamientos, solo expresó un poco lo que piensas. — sonrie y acaricia en el acto la mejilla rechoncha del menor.

— Pues no expreses nada, me das miedo. — suelta y sin querer se le van algunas palabras.

La ceja de Jungkook se alza pero decide no comentar nada al respecto, se decide mejor ir a la cocina para sacar una botella de vino y un par de copas. Con cuidado abre la botella y vacía el líquido oscuro en los recipientes que ha traído.

Con una sonrisa se acerca con las copas hacia Jimin, quien se encuentra parado aun lado de los sillones.

— ¿Por qué no te sientas? Anda deja de estar pensando en que te voy a comer, ya te dije que no lo voy hacer. — le dice mostrando una copa de vino.

Canibalismo ➸ KookMin ❪✓❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora