«Notice Me, Hyung» [Yoonseok]

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Te dije que no te dejaría.

Por eso si tengo que morir contigo lo haré.

La sangre que de su rostro, brazos y varias partes más de su cuerpo, salía sin piedad, siendo vista por tanto odio, desprecio, por tener una vida asquerosa donde sólo esa persona dominaba sus acciones cual dictador, esa persona que aunque tenía ya desde hace años la edad suficiente para hacer de su vida lo que quisiera lamentable la verdad era que no, nunca fue su vida, nunca tuvo libertad. Nunca supo quién era en realidad.

Nunca fue Min Yoongi.

-¿¡Te atreves a desobedecer mis ordenes!? ¡¡Yo te di la vida maldito inútil!!

Agresivos, unos más que otros, a puño cerrado, a mano abierta, a patadas y en el peor de los casos a mano armada, siendo esta última la más usaba y la que lo tenía en ese estado. No tenía posibilidad de hacer nada como sus palabras habían sido dichas el es un inútil y razón no le faltaba, realmente lo era, no podía defenderse y con justa evidencia pues siempre termina a los pies y órdenes de los demás.

Los golpes que recibía eran insoportables, en todos sus años de vida nunca se imaginó que su padre terminaría dañandole de esa manera, tan dolorosa, tan llena de odio y sangre, más que el desprecio que sentía él de sí mismo. Pero, tales sensaciones le recordaban a algo. A alguien.

Su cuerpo se encontraba en el suelo, su vista estaba borrosa, no podía moverse, su rostro tenía múltiples golpes, sus labios estabas rotos, todo su cuerpo dolía, estaba inmóvil, su cabeza reposaba en el suelo con un dolor intenso en esta, respiraba con dificultad y lo que más deseaba en ese momento era que su padre se fuera y lo dejara por ese día. Aún si su visión se mantenía borrosa notaba que de su cabeza hacia salido sangre del golpe que se había dado al momento de caer al suelo, presentía que perdería la conciencia una vez más y está vez no sería por su causa.

Palabras se escuchaban ser dichas de la boca de que individuo en su casa, esas asquerosas palabras que odiaba por haberle hecho sentir odio hacia su persona porque de alguna forma su lado racional se había despertado hace semanas atrás dándose cuenta de lo poco que las palabras de su padre importaban más siempre mucho más fuerte de lo que imaginaba; la sangre que de sus labios brotaba sabía a al típico hierro, asqueandolo, sus brazos temblaban de sobre manera incluso más que cuando intento quitarse la vida el mismo.

En ese momento le estaba temiendo a la muerte.

Había vuelto de aquel viaje en el cual se pudo hacer sentido bien, se pudo tiempo pasado cuando recibió aquel mensaje de su padre, amenazandole, insultandole, diciéndole lo poco orgulloso que estaba de él, lo cual le había dolido, ya que después de años y años de esfuerzo para llegar al puesto que tenía actualmente, una mínima distracción y para su padre ya no era nada.