Rareza

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Desde muy lejos, un pájaro estaba cantando. Lo sabía, sabía que ese pajarito no estaba por su zona, saltaba de rama en rama en otro lugar.

En realidad, y extrañamente, su alrededor estaba muy silencioso.

Al exterior, no sonaba más que las corrientes de aire y el aleteo de mariposas. Ruidos silenciosos para cualquiera a excepción de él, con un oído agudo desde siempre.

Y si tomamos en cuenta su habitación y afuera de ella, también se encontraban en silencio. Empezando, con que esa misma mañana a Inosuke y a él los separaron por hacer demasiado alboroto, dando por resultado que ahora se encontrara completamente solo, sin nadie que le hiciera compañía.

No se podía quejar, suponía. A veces, Inosuke era demasiado para él, y sabía apreciar el silencio cuando lo necesitaba.

Pero incluso así, el ambiente tan tranquilo se sentía... raro.

Tal vez, porque ya estaba acostumbrado a no tener casi ningún momento de paz en su vida, y a los gritos que normalmente hay al estar con Tanjirō e Inosuke.

Zenitsu se hundió un poco más en su cama, lamentando el hecho de que se haya lastimado en su anterior misión y de que el Kamado ya no esté ahí. Él se había recuperado con mucha más rápidez, y a penas sabiéndolo, inmediatamente lo mandaron a otra misión. Suspira, confiando en que al menos él le hubiera hecho compañía.

De todas maneras, el rubio sabe que ese silencio se acabará pronto, con la tarde acercándose cada vez más junto con la hora de su medicina. La medicina que dan en la finca mariposa siempre le sabe mal por algún motivo, no parece mejorar en las veces que va e incluso se atreve a confirmar que sabe peor.

También está esa Aoi, que será una chica muy linda, pero es bien molesta y mala con él. Una vez, junto con la ayuda de las otras tres niñas, lo obligó a tomarse su medicamento con mucha fuerza. Todo se sintió horrible desde el olor en el vaso al agarre de sus manos para calmarse.

Cuando Aoi iba a verlo era por la hora del medicamento, en el que no evitaba hacer un escándalo por el miedo que le sentía a la chica, y para no tomar de ese asqueroso líquido que lo ayudaría en su recuperación.

Zenitsu se puso en alerta cuando pasos que iban a su dirección se empezaron a escuchar, se puso tenso y una expresión fastidiada se formó en su cara. No pensaba llegar a ser amable con Aoi.

Sin embargo, cuando ya imaginaba aparecer a la de coletas con su típica expresión enojada por la puerta, se dio cuenta que los pasos que venían hacia él, no eran los de Aoi.

Al concentrarse más, descubrió que el sonido que emitía esa persona era más calmado, en realidad, muy tranquilo. Bastante diferente comparado a la de ojos azules.

Pero aún con esa información, no supo adivinar quien era.

Hasta unos minutos después, que su respuesta fue revelada cuando la tsuguko de la pilar del insecto abrió la puerta.

Con una coleta de medio lado sostenida por un broche de mariposa, ojos del color del veneno, y una sonrisa sospechosamente serena.

Kanao era su nombre.

Zenitsu no pudo reconocerla porque hasta el momento, jamás le puso debida atención.

Claro que, al verla por primera vez, pensó que era muy hermosa, como toda mujer es, pero, solo bastó con ver un poco su forma de ser, mas con el hecho de que nunca quita esa sonrisa, para considerarla alguien rara.

¿Y qué hacía ella aquí? Eso también era raro.

一Eh... 一Zenitsu iba hacerle esa pregunta, cuando ella se introdujo al cuarto, tomándolo por sorpresa.

rareza ♡ znknDonde viven las historias. Descúbrelo ahora