Recuerdos (19)

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Suena el despertador y mi gata se acerca a mí para indicarme el inicio de un nuevo día; su cariñoso ronroneo me acaricia el corazón para darme un poco de felicidad. Pareciera que supiese que la perdí hace mucho. 
No sé ni cómo ni cuando mi vida llena de osadía y felicidad, se convirtió en una rutina banal y sin color. Recuerdo que antes los días los comenzaba con alegría y entusiasmo, dirigirme al espejo era el momento de recordar mis logros, mis éxitos y todo lo que tenía en mi vida. Cuando me veía en el espejo solo veía una mujer que soltaba y vibraba colores. 
Ahora, caminar hacia el espejo se había convertido casi como un castigo. Es un sendero lleno de tormentos y espinas que me clavan el corazón y todo en el son de recordar lo que alguna vez fui... 

Miro al espejo y lo único que veo es una extraña, un alma forastera que se adueño de mi cuerpo y de mis días; matando a diestra y siniestra cada parte de Helena que había en mí. 
Lógicamente, sé que soy Helena, pero no me siento como ella. Es como si hubiese ido a la guerra y una parte de mi murió en ella. Me siento desconocida, rara; siento que una mitad de mi alma está vacía, mientras que la otra poco a poco se queda sin color. Casi como muerta. 

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