Luzu y Auron eran muy diferentes, y todos lo sabían. Las diferencias comenzaban en sus gustos...
- Luzu, gorrino, eso está tocando mi pizza. - se queja el menor arrugando la nariz, el mayor contiene una risa.
- "Eso" es también pizza.
- Pero tiene piña. - insiste Auron, frunciendo el ceño. - ¿Quién le pone piña a la pizza?
- Está buena, ¿quieres probar?
- Aleja eso de mí.
... hasta su actitud con el resto del pueblo de Karmaland...
Luzu bebió de su taza, estaba sentado en una silla del restaurante, charlando con Vegetta, y de alguna u otra forma, el tema de sus respectivas parejas había salido a la luz.
- Es que es tontísimo, macho. - resopla el azabache, con el ceño fruncido. - Te lo juro, si le pides que no haga algo con mayor razón lo hace. - el pensamiento del peliblanco le cruza la mente un momento, así que agita la cabeza. - ¿Y Auron? Supongo que siendo la pareja del alcalde debe mantenerse bastante dentro de las reglas, ¿no?
- Claro que sí; aunque no lo parezca, Auron realidad es bastante buena persona.
El azabache levantó la cabeza, y mientras Luzu hablaba sobre las lo bueno que su novio era, miró a Auron golpear a un aldeano a metros de ellos, empezando una pelea; el ojimorado presionó los labios entre sí, evitando hablar.
También habían diferencias en sus actitudes frente a todos sus compañeros; Auron siempre estaba lanzando indirectas y sonrisas coquetas a su novio, quien se limitaba a dedicarle miradas serias y murmurar "Auron, por favor.", después de todo seguía siendo el alcalde, y tenía una imagen que mantener.
- Entonces, propongo que Alex sea quien se encarg~
- Que guapo eres, Luzu, mi niño. - suelta el chico con el piercing, el resto ahoga una carcajada, mientras el susodicho se lleva la mano a la frente, antes de dedicarle una mirada severa.
- Auron, por favor.
Pero cuando estaban solos, alejados de la vista pública eran diferentes, Auron se dedicaba a contarle historias tontas que seguramente no tenían sentido alguno, y Luzu lo escuchaba, riendo y acotando comentarios que hacían reír al menor. Al alcalde le gustaba tontear con él.
- Quiero una gallina, Luzu. - suelta de pronto el menor, mientras están terminando de cenar, el mayor se queda callado un instante amtes de asentir.
- Muy bien, me gustaría tener un cerdo, también. - murmura el mayor, sonriéndole con diversión.
Y, en general les iba bastante bien, excepto cuando uno de ellos se ponía celoso...
- ¿Sucede algo? - pregunta Luzu en voz baja, tomando la mano del menor quien niega suavemente.
- Nada. - responde el contrario, deslizando su mano fuera del agarre del mayor, con expresión tensa. Todos los héroes de Karmaland estaban sentados en una inmensa mesa del restaurante, cenando, Luzu en uno de los extremos, con Auron a su izquierda.