Capítulo 2: Atractiva Pelirroja.

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Charlotte.

 

Genial.

Jodidamente genial.

 

Primer día de clases y mi torpeza ya había logrado avergonzarme, tropezando frente a mis nuevos compañeros, y luego dos veces más en el intento de levantarme. ¿Qué mejor forma de empezar el día?

Al menos esa chica pelirroja se había apiadado de mí. Seguramente, vio que estaba a punto de derramar lágrimas y me ha tenido lástima. Todavía recuerdo la sensación que tuve cuando ella puso una mano en mi espalda; fue como si un calor extraño recorriera todo mi cuerpo. Luego me encontré con aquellos ojos grises tristes, sintiendo una extraña sensación en mi estómago cuando ella me sonrió. Fue tan raro y espeluznante, en especial cuando la chica misteriosa me defendió de ese chico... se sintió realmente bien cuando lo hizo.

Espero volver a encontrarme con ella.

Aunque no dejo de preguntarme por su reacción cuando el otro chico había preguntado qué estuvo haciendo el año pasado. Sinceramente creí por un segundo que iba a matarlo hasta que su amigo apareció en mi campo de visión.

Me hubiera gustado haber prestado atención a su nombre.

—Lottie —me llamó Emma—. Este es tu casillero —señaló. Miré a mi alrededor, dándome cuenta de que estábamos paradas ahora frente a un lote de taquillas y mi hermana mayor alzaba las cejas significativamente para que pusiera la clave, jugando inconscientemente con su larga cabellera castaña .

—Oh, claro —murmuré mientras me ponía en ello, empezando a colocar los números...

— ¡EMMA! —llamó una voz chillona a mi hermana. Ambas volteamos, yo más por curiosidad de por qué aquella chica poseía una voz tan chillona que por saber qué quería. La cabellera rubia de Leila, una de las amigas de Emma, fue lo primero que ocupó mi campo de visión. Ella parecía realmente agitada, como si hubiese corrido un maratón o algo así—. ¿Qué crees, qué crees, qué crees? —Repitió con entusiasmo, acercándose a nosotras—, ¡Danielle Williams ha vuelto! —soltó, incapaz de aguantar más tiempo con la información.

Mi hermana mayor frunció el ceño.

— ¿Ha vuelto? —Preguntó, incrédula—. Pero ha pasado tan poco tiempo…

—Sí, bueno, abandonó la escuela a mitad de año y eso le atrasó bastante —dijo Leila, con ironía detectada—. No me sorprende que volviera tan pronto.

Emma alzó las cejas, sin poder creer las palabras de su amiga.

—Pero, sus padres… —dejó la frase en el aire.

—Bien. Estoy un poco pérdida aquí —admití, después de un rato de silencio.

—Danielle Williams es el amor platónico de Leila desde la infancia —explicó la castaña.

¿Qué me estás haciendo, Charlie?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora