Después de acabar con la clase que Danel me ha dado de natación, hemos salido de la piscina y nos hemos secado. Me ha felicitado porque ya nado más o menos bien, sin tantos fallos como en la clase del miércoles.
—Creo que vas a poder ir a la playa dentro de dos semanas —me anima—. El profesor notará el progreso y dirá que puedes ir.
—Espero —digo.
Sigue siendo de noche, no he mirado la hora, pero creo que hemos estado más de dos horas en el agua. Vamos a la zona arbolada y Danel se va al mismo sitio donde se ha cambiado antes de meternos a la piscina. Aprovecho a cambiarme yo también mientras él está lejos y meto la ropa mojada en la mochila. Saco el móvil del bolsillo pequeño para comprobar la hora que es. Son las cuatro de la mañana, me parece increíble.
Danel vuelve a aparecer tras pasar un árbol. Parece satisfecho con lo que ha conseguido, yo también lo estoy.
— ¿Has visto la hora que es? —me pregunta.
—Sí, las cuatro de la mañana. Mañana no va a haber quién nos saque de la cama —me preocupo por las horas de sueño que estoy perdiendo.
—No digas eso, solo ha sido un día. Tampoco vamos a quedarnos todos los días hasta estas horas. Y encima tú te has echado esta tarde una siesta de oso.
Le doy la razón con la mirada y sonrío por lo último que ha dicho.
— ¿Nos vamos ya a dormir? —pregunto—. No tenemos nada que hacer aquí.
— ¿Vas a molestar a Violet ahora? —se mete en mis pensamientos.
—No tengo otra alternativa —digo mientras me subo la mochila al hombro—. ¿Vas a molestar a Mars ahora? —imito su pregunta.
—No me queda otra, no tengo llaves.
Abro mucho los ojos. ¿Va a llamar a la puerta de su habitación a estas horas?
—Además, puede que de la casualidad de que esté despierto —piensa en voz alta.
—No sé yo...
Llegamos a la puerta de entrada y vamos juntos hasta las escaleras, las subimos hasta llegar al primer piso. Ahora toca una despedida hasta dentro de unas horas.
—Bueno, ¿hasta mañana? —pregunta porque no está muy seguro de la idea de tener que llamar a esas horas a la puerta.
Levanto la mirada para mirarle a los ojos.
—Creo que sí.
Baja la mirada, parece triste sin ninguna razón. Después vuelve a mirarme.
—Buenas noches, Summer —dice simpático.
Su cambio de humor me desconcierta, como casi siempre.
—Buenas noches, Danel —me despido con una pequeña sonrisa—. Que duermas bien.
—Tú también.
Acto seguido, retomo mi camino escaleras arriba. Me ha dado un poco de pena esa despedida pero tampoco iba a alargarla.
Llego a la puerta de mi habitación, cojo las llaves y abro la puerta. Entonces me doy cuenta de que Violet no está. Es imposible que esté aquí si soy yo la que ha tenido las llaves todo este tiempo. Pienso que estará con Blaze y que no se ha preocupado por entrar aquí al percatarme de que no tengo ninguna llamada suya.
Cierro la puerta detrás de mí y tiendo la ropa mojada en la ducha para que se seque y pueda guardarla en el armario. Me pongo el pijama, bajo la persiana de la habitación sigilosamente para no molestar a los de la habitación de al lado y me meto en la cama no sin antes revisar los mensajes del móvil. Son de Danel.
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93 días de Verano ✔️
Roman pour AdolescentsSummer es una chica sin amigos que apenas se habla con la gente. Acaba el curso y merece tener el Verano libre para hacer lo que quiera por sus buenas notas. Pero en cuanto llega un mensaje del instituto diciendo que gracias a ellas puede pasar el V...