Después de toda la miel

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—Yoonie, ya te he dicho que guardes la leche. —JungKook se frotó el rostro un tanto aturdido por la jornada de trabajo que tuvo hoy.

Era el decano de medicina de un hospital de gran relevancia en Busan, por lo mismo, todos los días lo solicitaban de seis y media de la mañana hasta las ocho en horario nocturno, o incluso más.

Era considerablemente estresante.

Al contrario de YoonGi, que era un profesional en las artes visuales, aunque se la pasaba gran parte del tiempo escribiendo artículos sobre superación personal. YoonGi ganaba mucho efectivo vendiendo sus obras a ricos también.

— Oh, perdón, amor, me encontraba distraído. — Habló el pálido desde la habitación de ambos. Desde hace algunos días YoonGi se encontraba haciendo un proyecto con otro joven literario, querían publicar una novela completa del hedonismo y estoicismo.
Un pasatiempo al que YoonGi le dedicaba mucho tiempo.

JungKook simplemente metió el lácteo dentro de la nevera y regresó a su estudió para continuar leyendo su interminable papeleo, colocándose unos lentes para su vista cansada.

Había pasado un año desde su boda, y, si les preguntarán a los dos que es lo que más habían disfrutado al contraer matrimonio, sin dudas dirían que la luna de miel, ya que tuvieron unas merecidas vacaciones en Italia; -país donde por cierto, pudieron casarse legalmente- allí se excluyeron un tiempo del trabajo y disfrutaron al máximo el viaje y por supuesto el inicio de una nueva vida junto a la persona que amaban... Más bien, que aman.

Cuando regresaron a Busan, los bombardeó el deber y tuvieron que regresar a su vida ocupada y sin tiempo libre. Pues ya ambos habían concluido sus estudios en la facultad, habían cumplido su deber con el gobierno en ofrecer trabajo sin paga en las áreas donde les correspondía. Por lo que habían recogido algunos contactos en el proceso.

El trabajo, el estrés y el inicio de un cambio radical en sus vidas, los llenó de muchas emociones, y lamentablemente no todas buenas.

Los dos podían recordar las veces que la gente alrededor les dijo que eran muy jóvenes para casarse, que tenían que esperar más, esperar y esperar. Ni YoonGi ni JungKook pudieron esperar. Y aquí tenían las pruebas.

La gente les advirtió también que no todo sería un campo de rosas.

YoonGi desde su lugar mordió sus labios al pensar que JungKook podría estar molesto con él ahora. Y todo debido a no poner la menuda caja de leche en su lugar. 

Tenían un año sin tener un momento juntos, no se daban caricias muy a menudo, mucho menos tenían tiempo para intimar en la habitación o siquiera hablar sobre lo que les transcurrió en su día, no obstante, YoonGi se encontraba feliz, pues al menos podía dormir en la misma cama que JungKook y sentir su cuerpo al lado del suyo, saber que, aunque estuviera muy ocupado, estaba ahí para él. Vivir con JungKook era una de las cosas que siempre soñó, incluso vanos momentos como lavarse los dientes a la misma hora y ver a su esposo limpiar esos dientes grandes que tenía era maravilloso.

El mayor pensaba que, a pesar de todo el trabajo que tenían ambos, siempre se podían disfrutar el uno al otro.

JungKook era otra página para contar; se estresaba frecuentemente, tenía pequeños momentos de tensión de un momento a otro y no sabía controlar sus emociones muy bien, o recientemente... para nada. YoonGi había comenzado a notar que se había vuelto más sensible, y no del tipo que llora con todo, pues no es la única emoción que brota del ser humano, sino que JungKook se había vuelto más sensible a estallar de furia por minucias. 

YoonGi salió del cuarto, aún con sus lentes de lectura y con sus mechones oscuros revueltos. Últimamente le molestaba su cabello debido a que le costaba controlarlo por ondulado que era, pero había escuchado de JungKook que le gustaba verlo así, por lo que dejó de pensar en usar un tratamiento para alaciarlo o aplacarlo, no era para tanto.

Entró a la sala donde JungKook siempre leía, firmaba, maldecía, comía, etc. Bueno, hacía de todo en ese lugar. Se acercó a JungKook silenciosamente, porque a YoonGi le daba por ser juguetón de vez en cuando, y sorprendió al menor con un inesperado abrazo por los hombros. No quería que estuviera molesto.

—Joder, YoonGi, ya te he dicho que no aparezcas de la nada. — YoonGi no dijo nada y comenzó a dejar besos pequeños por el cabello y nuca de su esposo, esperando que eso calmara un poco su temperamento.

—JungKook, ¿No tienes ganas de salir? — YoonGi lo miró curiosamente, pero el médico siguió con su vista fija en sus impresiones. Estaba intentando ignorarlo. —Podríamos ir a patinar al nuevo centro comercial si no estás muy ocupado ahora.

—Pues sí, estoy muy ocupado y me estás quitando el tiempo. — YoonGi suspiró, no se fue de la pieza y siguió haciéndole compañía mientras observaba con atención la información en los papeles que su par sostenía.

Después de unos minutos, cambió su posición y tomó el cabello castaño para empezar a jugar con este y hacer formas extrañas. Ya había pasado un buen rato hasta que escuchó al castaño hablar bajo, siseando algo.

—Estás distrayéndome, YoonGi. ¿Por qué no regresas a hablar con tu amigo? Dices que te agrada, ¿Cierto? Invítalo a él a salir. — YoonGi se molestó... un poco, comprendía que JungKook tenía mucho trabajo y claramente eso lo ponía de mal humor. Debía ser comprensivo, debía ser paciente y un buen compañero.

—Bueno, supongo que lo invitaré. - Y se fue no sin antes dejar un beso en el cabello de JungKook.

YoonGi pensaba que, cuando terminarán las presiones de sus profesiones, estarían más tranquilos y podrían, ahora sí, estar en santa paz y compartir el tiempo con el otro. Amarse, como se habían prometido hace un año.

Mas solo el tiempo le haría ver la realidad.





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S e l f i s h_KookgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora