Mi amor, el chico de Osaka.

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Las hojas de los arbustos picando su piel hicieron que comenzará a despertar. Después, el aire frío. Por último, una luz que dió directo a sus ojos.

—¿Uh?¿Una chica? —murmuró una voz. —¡Hey!¡Vengan aquí!

"¿Dónde...?" Se preguntó confusa, sin recordar exactamente qué, después de un día cotidiano.

"Ah, no importa. " Se dijo, perdiéndose de nuevo entre sueños.

Ahora, despertó rodeada de telas blancas en una habitación con tonalidades parecidas. Había una aguja en su brazo, suero.

Parpadeó de dos en dos, acostumbrándose a la luz. Un ventanal daba fuera, parecía una ciudad moderna. Sin embargo, asustada por no reconocer nada y segura de su intacta memoria, gritó después de sentarse sobre la cama.

Fue gracioso. La policía le explico dónde estaba y que no sabían que hacía ahí.

"¿Ese no es... El Inspector... Otaki?

En medio de la investigación mientras permanecía en su cama de hospital, la chica grito.

—¡¿Inspector Otaki?! —exclamó y más de la mitad de los hombres ahí se giraron a verla.

—¿Sí? —respondió el robusto, y ella se desmayo.

Tardó poco en comprender su "suertuda" situación. Consiguió entrar a la misma escuela que el chico que le gustaba pronto, por alguna razón había papeles de identidad de ella como si siempre hubiera existido ahí.

Así fue como a Heiji le llegó la primera nota.

"Eres perfecto, Heiji.  "

—¡Oye,Kazuha! —le llamó enfadado en medio del descanso entre clases. —¿Tú dejaste este papel en mi mesa?

—¿Eh? No, ¿Por qué?

Heiji se sintió confundido. Al menos la nota tenía razón.

¿Alguna fanática se lo mando?

Mientras tanto, una chica veía emocionada desde la entrada en la lejanía.