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    Miriam se lleva a Luka a su habitación, dónde intenta consolarla y tranquilizarla. Ésta vez no ha culpado a Rin ni la ha castigado, pero la rubia sigue inquieta, no creyendo que su madre dejaría pasar el asunto tan fácilmente. Desde la sala de estar escucha como su padre discute con su abuela, atrapando frases como: "¿por qué no las estabas cuidando?", y "sabía que venir aquí era un error".


    A la mañana siguiente decide jugar en el patio trasero, desayunando rápidamente mientras ignoraba a su silenciosa madre y la ausencia de Luka en la mesa. La única que lucía como si nada hubiera pasado era su abuela, que la saludó y sonrío como usualmente lo hacía por las mañanas. Al parecer, se sentía mejor.

—Hola, Rin—su padre le saluda mientras se acerca a ella, luciendo cansado aún y con ojeras.

—Hola...

—¿Puedo sentarme?—Cuestiona, pues la pequeña había llevado algunas sillas y peluches para tomar el té con su juego de tazas y tetera de plástico en el patio.

—Claro que sí, papi, ¿tomaras el té conmigo?—Cuestiona un poco ansiosa, notando la silueta oscura de Len sentado a su lado, no muy a gusto con la unión de su padre.

—Sí, me sentaré justo-

—Uh, ahí no, papi, está Len sentado allí—señala un tanto incómoda, percibiendo la molestia del susodicho con creces.

—Oh, perdón, yo...

—Está bien, ese es el lugar de Len, puedes sentarte allí si quieres—dice mientras señala la silla frente suyo en la mesa, pues a su otro costado estaba Copito.

—Bien, oye, tu conejo se ve sediento—nota León mientras toma asiento, luciendo casi ridículo en la silla tan pequeña, Rin se ríe mientras acerca la taza de plástico a la boca de Copito—, ¿lo ves? Te dije que tenía sed.

—Sí—responde sonriente mientras deja la taza encima del platito y toma la tetera, sirviendo un poco de té a su padre.

—Rin, ¿qué fue lo último que Len te dijo?—Cuestiona con repentina seriedad, logrando que la nombrada se remueva incómoda en su lugar, poniendo su tetera en el medio de la mesa.

—Mmm, pues...

—¿Dijo algo?—Insiste cuando la nota balbucear torpemente, Rin se encoge en su asiento, haciendo una mueca.

—Sí...

—¿Qué te dijo?—Curiosea y la pequeña se ríe cuando Len le susurra algo.

—Secretos, papi.

—¿Secretos? ¿Cosas normales?—Indaga mientras coloca ambas de sus manos en el borde de la mesa, Rin se alarma un poco cuando la mano derecha de León se posa encima de la de Len, éste último se aleja con un gruñido amenazador.

—Sí, uh, perdón Len—le susurra mientras le observa sentado a su lado, más molesto aún.

—Él te... ¿él te dijo algo ahora?—Su padre tantea y Rin niega lentamente.

—Mm, no, solo pusiste tu mano sobre la suya sin querer—nota mientras juega con su cabello, mirando su taza de forma distante.

—Oh...

—Y no le agradó—añade mientras escucha a Len susurrar improperios.

—A él no... a él no le agrada cuando...

—Nop—responde mientras frunce sus labios.

—Oh, perdón, Len, fue sin querer—se disculpa mientras mira al asiento a su lado, pero Rin sabe que no puede verlo.

when the demon calls | rilenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora