Capítulo 13

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—Soy yo, Thalia. No sucede nada, no hay nada malo.

Mi voz sale temblorosa y rota. El escozor de las nuevas heridas hace que tenga que apretar la mandíbula mientras siento la sangre humedecer mi ropa. Thalia se va calmando poco a poco hasta que está totalmente consiente.

— ¿Axel? — el bisturí cae al suelo al igual que mis brazos.

Sophie y Leslie la levantan de encima de mí. Se aterroriza al ver sus manos cubiertas de mi sangre. Por mi parte me siento con un quejido de dolor, Isak me ayuda a levantarme y sentar en una de las sillas del laboratorio.

Amelia llega a nosotros con una caja de primeros auxilios sobre sus piernas, parece preocupada y tiene que apartar la mirada cuando levanto mi jersey.

Los cortes parecen no ser profundos, pero igualmente duelen y escuecen, la sangre brota de allí pero no es tanta y la piel tiene un feo aspecto. No es más a lo que estoy acostumbrado. Pero para Isak parece ser suficiente como para correr a un bote de basura y vaciar su estómago.

Me rio de él antes disponerme a curar mis heridas. Los cortes están repartidos por el costado izquierdo desde las costillas hasta la cadera. Presiono un pedazo de gasa empapada de un líquido para desinfectar heridas en la zona afectada.

—¡Oh mi Dios! ¡Axel! — Thalia grita escapándose de sus amigas, las cuales se concentran en ayudar al chico de antes—¿Yo te hice eso?

—No te preocupes, son heridas superficiales probablemente ni dejarán cicatriz— explico en un intento de aliviar la tensión.

Ella acerca sus manos temblorosas a mis heridas, pero luego las aparta, aterrada. Comienza a llorar con fuerza, Amelia trata de consolarla, pero parece que no va a parar en un buen rato.

—¡LO SIENTO! ¡Lo siento tanto! No quería hacerlo— hace una pausa para limpiarse las lágrimas—. Pensé que otra persona me estaba sujetando, quería que me soltaran. No sabía que eras tú.

Todo se queda en silencio. Hasta el rubio dejo de hacer preguntas a Sophie. Me bajo de la silla con cuidado y coloco mi mano libre sobre una de sus mejillas, las cuales están manchadas de sangre allí donde paso sus manos. Observo sus ojos para tratar calmarla.

Seguía siendo hermosa para mí. El sentimiento de cariño no se había ido de mi corazón a pesar de lo sucedido, yo la quiero y mucho. No me importa tener que traerla de vuelta de sus alucinaciones, no me importa ser herido si así puedo protegerla.

—Se que no es tu culpa, Cambar. Está bien, ¿sí? — murmuro por lo bajo.

— ¡No está bien! — grita el rubio. Sus ojos azules se mueven de un lado a otro sin concentrarse en un solo punto; dejando saber su discapacidad. La víctima es ciega— ¡Esta tipa estuvo a punto de masacrarme! Y sólo quise ayudarla.

—Lo siento, David— susurra Thalia hacia su dirección.

David niega con la cabeza, un poco molesto.

—Si de verdad lo lamentas ayúdame a buscar mis lentes—gruñe palpando el suelo con su zapato.

Ella se aparta de mí y se dirige hacia el rubio con una pequeña sonrisa. Me es imposible no sentir celos.

¿Cómo sabe su nombre? ¿Porque parece tan feliz con él? ¿Porque la perdono tan rápido? ¿Ella quería hacerle daño porque la lastimo o solo por su alucinación?

No puedo dejar de mirarlos a pesar de estar curando las heridas yo mismo. Isak suelto una carcajada a mi lado.

— ¿Qué te parece tan gracioso? — cuestiono con rabia.

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