Capítulo 1

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La primera vez que la vi era tan sólo una niña. Diez años, llena de pecas y sin un diente. Me sonreía y creí que el sol se posaba en su rostro. Yo tenía doce y mi primer acto de amor fue jalar sus hermosas trenzas chocolate. Ella lloró y me persiguió por la campiña gritando.

-¡Eres malo! ¡muy malo!

Al escuchar su llanto mi corazón se entristeció. Desde ese día supe que yo, Evan O'Neill haría todo lo posible para que ella jamás volviera a llorar, mucho menos por mi culpa.

Corría el año de 1622 y ambos éramos los hijos de los grandes líderes de los dos más poderosos clanes de Escocia los Galbraith y los O'Neill.

Durante años ambos clanes habían sido enemigos, pero con las luchas regulares que teníamos contra los ingleses nos vimos en la obligación de ser aliados.

Cada año ambos clanes se reunían para la celebración del Easter o domingo de resurrección, ese día las familias celebraban la esperanza y la unión alrededor de una cena y nos regalábamos pequeños huevos de chocolate.

Los niños jugábamos y esperábamos que llegara el extraño contador de historias; la noche presagiaba misterio y diversión. Yo sólo deseaba mirar a mi niña de hermosas trenzas, quien movía sus pestañas y arrugaba su pequeña nariz…. ¡dioses! ya la amaba.

El viejo Ferguson con su voz profunda y oscura narraba leyendas sobre duendes, hadas, brujas y vampiros; el viejo nunca fué cristiano, por lo tanto él era como un viejo anal donde aún podíamos sentirnos cerca de la vieja religión. Todos lo adorábamos y le temíamos, pero ninguno podía evitar correr hacía él cuando como un misterioso actor contaba aquellas historias.

Esa noche la voz dulce de mi pequeño amor sin dientes preguntó:

-¿Los vampiros existen Ferguson?.—su voz de cascabel y tulipán era hermosa y yo suspiraba como un niño tonto quien oye una flauta mágica.

-Oh si Meribet, Meribet.—Su nombre, sonido de arrullo manso.— existen y los he visto, son hermosos y crueles, vagan por el mundo, solos y tristes.— y la voz del viejo se perdía en la noche hacía el bosque.

-¿Los has visto?.—Pregunté, tratando de no darle a mi voz el tono de miedo que la palabra vampiros me provocaba, no quería que mi pequeño Tulipán creyera que yo era un cobarde.

-Si Evan, hace años conocí a uno en las tierras altas…un hombre alto con ojos de sangre…Alec, llegó a nuestra aldea y mató a la mitad de los nuestros, sobreviví porque la diosa me protege.

Todos los niños miramos al viejo quien tenía una expresión terrible. Mi pequeño capullo de flor estaba pálida imaginando al gigante de ojos rojos destazando a cuanto ser vivo se le atravesara, yo quería acallar su miedo y arrullarla en mi pecho.

Aquel día en especial, nuestros padres se habían reunido para acordar la unión entre ambos clanes, la unión se daría con el matrimonio de sus dos primogénitos, Meribet Galbraith y Evan O'Neill. El anuncio fué hecho frente a todos. Fue así que yo Evan O'Neill a los doce años me vi prometido en matrimonio a aquella pequeña niña con cabello chocolate, ojos profundos, piel de lirio y sin un diente, nunca fuí más feliz.

Durante seis años, siempre el día de resurrección Meribet y yo nos veíamos. Tartamudeaba y ella se sonrojaba, haciendo que mi corazón saltara como potro desbocado.

The Bride Of The Ancient VampireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora