-De vuelta a la habitación 012-

36 2 1
                                    

Soledad... Era lo que aquel lugar le provocaba, estaba caminando entre los pasillos de su escuela en completa oscuridad en esa misteriosa noche. Se sentía ahogado, se sentía tenso por todo el ambiente que se formaba a su alrededor.

Los pasillos parecían ser un tipo de laberinto del cual no podía salir, un suspiro salió de él con total frustración.

-Esto es ridículo- se quejó -¿Que diablos es esto?-

Tanteaba los casilleros en búsqueda de algo que tuviera sentido para él, pero nada.

-Vacío...- murmuró para si mismo -No, debe... Debe haber algo por aquí-

Continuó tanteando los casilleros abriéndolos encontrándose con lo mismo, totalmente vacío. Se preguntaba porque nadie había dejado sus cosas en la escuela, si no iban a utilizarlos ¿Entonces porqué siquiera tenerlos en primer lugar?

Siguió su paso por el laberinto, cada vez sintiendo más y más como alguien le estaba persiguiendo. Volteó hacia atrás esperando encontrarse con alguien pero solamente había un poste que iluminaba el camino, tragó saliva inseguro y dejó de lado esos sentimientos que le atormentaban.

Pero mientras más avanzaba notaba como algo le estaba impidiendo continuar, en sus tobillos sentía como una persona le estaba arrastrando hacia atrás. Su respiración se aceleraba e intentaba librarse del agarre siendo totalmente inútil puesto a que terminó cayendo al suelo golpéandose en la nariz.

Soltó un sonoro quejido, nuevamente trató de levantarse pero al mirar atrás miró como manos salían de la oscuridad para aprisionarle. Tomaron sus piernas, sus brazos y taparon su boca para que no pudiera gritar. Desesperado seguía luchando de lo que sea que le impedía moverse mientras era arrastrado por el suelo hacia un hoyo negro y cuando estuvo lo suficientemente cerca de él pudo verlo...

Vio a su peor pesadilla

.
.
.

-¿Eriol? Vas a llegar tarde a tu primer día- llamaba su madre mientras intentaba despertarlo -¡Eriol! ¡Eriol Yang!-

Eriol saltó de la cama asustado con su respiración agitada, el muchacho agarró su pecho mirando al suelo en total shock mientras jadeaba. Su sudor frío estaba por todo su cuerpo y su madre le veía extrañada por su estado, su hermana y madrastra no tardaron en asomar su cabeza por la puerta preocupadas ante el alboroto.

-Eriol...- su madre se acercó a él con una mirada más compasiva -¿Hijo que pasó?- 

Eriol totalmente ido de sus sentidos sentía como el ruido de su cabeza le estaba abrumando, apenas podía discernir entre lo que había soñado y lo que estaba pasando ahora. Seguía metido en lo que había ocurrido y en esas manos que lo agarraban con fuerza, en el peso de la criatura que le había capturado y en el rostro de ella... El rostro de una persona que se le hacía tan conocida y a la vez tan lejana.

Su madre observó por un instante a su pareja y a la pequeña que desviaba la mirada incómoda, finalmente el tacto cálido hizo que pudiera aterrizar en sus sentidos hundiéndose en el amor de su madre quien era la única que podría entregarle la seguridad que necesitaba.

Dejaron el tema de lado para que Eriol pudiera alistarse para su primer día, se colocó el mismo uniforme de color rojo que había estado utilizando los años anteriores fijándose en las arrugas que tenía. Eriol frunció el seño levemente ¿Había olvidado plancharlo? No, seguramente el uniforme siempre había sido así, solamente seguía tenso por lo que había pasado.

Ató sus zapatos soltando un suspiro, el dolor de cabeza le estaba matando y no parecía que se fuera a ir en ningún momento. En el momento al que fue a la cocina agarró unas pastillas para el dolor y colocó su desayuno en una bolsa, pensaba que así sería más fácil para él y no le gastaría tiempo a su hermana esperándolo para que terminase de comer.

-Te ves... Mal- dijo Monika mientras llevaba un pedazo de frutilla a su boca.

-Me imagino- contestó Eriol de vuelta tomándose una de las pastillas.

-¿Qué fue lo que pasó? Osea, sé que no le quisiste decir nada a mamá. Pero quizá me lo podrías decir a mi-

Eriol detuvo lo que estaba haciendo sintiendo su cuerpo tensarse. Monika esperaba pacientemente su respuesta y él simplemente no sabía que decir, había sido un sueño tan extraño que se le hacía hasta familiar pero prefería no recordar nada por el momento.

-Te lo contaré  si es que me llego a acordar- dijo terminando de guardar su desayuno -Vamos, no queremos atrasar a Taiga y a Carter-

Los dos hermanos se despidieron de sus madres saliendo del edificio junto con sus maletas para encontrarse con sus primos, Taiga y Carter Yang. Eriol los notó un poco cambiados, si, era cierto que los había visto casi por todo el verano pero no pudo evitar sentir curiosidad por la apariencia de ambos con sus cabellos teñidos de negro y de blanco respectivamente.

S.O.S: Rose Mary AcademyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora