we were cheap art ; larry stylinson [secuela theory of blue]

Capítulo 3

[N/A] Antes de nada imagino que estáis enteradxs de la situación en USA así que os dejo aquí el link con algunas de las formas en las que podéis ayudar https://t.co/9ZzRBdXX9R

Y disfrutad del capítulo, os leo en comentarios.

Escucha la puerta cerrándose, no abre los ojos ni cambia de posición pero su rostro se contrae en una mueca, en un especie de ceño fruncido y un cerrar con más fuerza los ojos casi en un intento de retener las lágrimas que van a caer en contra de su voluntad.

Traga saliva, abre finalmente los ojos y toma una bocanada de aire antes de volver junto a su lienzo a medio hacer.

Y lo mira. Y se acuerda. Se acuerda de las veces en las que pintó a Louis incluso antes de conocerle. Hace otra mueca por lo muy raro que suena eso y suspira. Louis siempre ha sido el chico de sus cuadros, los ojos azules que no conocía pero ya había visto, pero ya sabía. Siempre fue ese rostro desconocido que inconscientemente pintaba sin saber que pertenecía a alguien, era el chico que nació en el aquel cuadro de un bar y dos hombres sonriendo en el fondo. Siempre fue ese hombre del que empezó a olvidar su rostro cuando su bloqueo artístico duró demasiado y a veces le parecía que era él, ese hombre, Louis quien se había ido. Siempre había sido la razón del arte de Harry.

"Si lo hubiera sabido"

Había creado un movimiento artístico que se rebelaria contra su arte con esas palabras y ahora no el artista, sino la inspiración va a prender fuego a todo lo anterior, se quedará a contemplar el fuego y esperará a que su manifiesto sea leído.

Y Louis era esa inspiración y no había prendido fuego a nada pero se había ido esperando a que Harry empezará la rebelión contra lo establecido y al llegar a casa, empezar de nuevo. Su mirada se pierde y recupera su propia conciencia cuando nota la humedad en sus ojos pero no la para y todo se inunda, todo se desborda. El lienzo a medio pintar se ve aguado, tembloroso, distorsionado pero no deja de mirarlo y hay algo de premonitorio en su propia pintura, en esa figura oscura que mira desde un acantilado. En esa sensación de excesiva amplitud del entorno, en esa sensación de soledad provocada en consecuencia de algo anterior, en ese replantearse por qué, en qué momento y por qué no recuerdas cómo llegaste aquí, por qué no sabes volver a casa, a lo de antes, a la normalidad, a eso estable que te mantenía estable.

Pero cuando Louis vuelve a casa con el olor del humo del tabaco impregnado en la chaqueta tejana, no hay rebelión. Hay un silencio extraño, tenso, cansado que se alarga hasta la cena y en la manera en la que Louis no lo mira y el único sonido en ese salón es el de la televisión. El silencio pesa, Louis parece estar aguantándolo lo mejor que puede pero hay tensión en sus hombros, en su mandíbula y ese brillo apagado en sus ojos, esa postura que le grita a Harry que quizá pronto estallará, que tiene balas suficientes para empezar una guerra.

–Louis, ¿podemos hablar? –el silencio sigue siendo espeso alrededor de sus palabras que se cuelan, que se empujan a través de él intentando hacer ruido, intentando ser escuchadas.

Louis carraspea, deja los cubiertos sobre uno de los laterales del plato y mira finalmente a Harry. Los codos apoyados sobre la mesa, los dedos entrelazados y una mirada altiva, impenetrable y dolida.

Y Harry supone que es aquí, justo en este momento, donde sabe con claridad que contra todo pronóstico la revolución empezará solo para Louis, lo está perdiendo.