Verdad.

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La guerra se había desatado antes de haber podido hacer algo para prevenirla, Kakashi yacía al lado del cuerpo de su padre gimoteando y retorciéndose para evitar que los guardias del palacio lo alejaran. Por la mañana Sakumo había salido a cumplir con una patrulla junto a otros miembros de su clan, los cuales ahora estaban desaparecidos, en el peor de los casos ya estarían muertos ¿En el mejor? Lo mínimo en lo que pensaban los miembros del clan era en la tortura. La muerte de Sakumo fue un chispazo para la desconfianza sembrada y encendió en todos ira e indignación que se manifestaron en exigencias de venganza, aunque Hashirama no entendía cómo era que Madara era capaz de semejante cosa, Tobirama creía que realmente sí lo había visto, en aquel par de ojos rojos había un toque de locura sedienta de sangre, ya lo había advertido el líder del clan Tengu, eran criaturas antinaturales. Fuera como fuese, los Kitsune comenzaron a prepararse y uno de ellos fue Kakashi quien exigía venganza.

Los primeros enfrentamientos se dieron como si fueran una danza para medir las fuerzas de cada uno, Hashirama se movía al frente de la batalla junto a Madara quien solía emitir carcajadas, lo estaba disfrutando, Kakashi utilizaba su energía espiritual para imbuir en ella el fuego fatuo de sus llamas, por eso era llamado "Aoi Higitsune" el zorro de fuego azul, más de un Tengu había sido calcinado hasta los huesos por el Kitsune en las primeras batallas, pero Minato insistía en mantenerlo alejado del campo de batalla, fue por eso que Tobirama le encomendó otra misión, una que pretendía acabar con el problema de raíz.

La nieve caía constantemente en copos de nieve tan blancos y puros sólo para que al encontrarse con el resto de la nieve amontonada se derritiera por el calor de la sangre derramada. Un Tengu había caído a manos de la Katana de Kakashi y este, una vez que dejó caer el cuerpo pesado al montón de nieve, echó a correr por el bosque. Los árboles no eran más que un borrón a su lado gracias a la velocidad, sus sandalias geta hacían crujir ligeramente la nieve con cada paso y el frío le erizaba los cabellos de la nuca. Aquel día nublado Kakashi portaba haori y hakama negros, a la cintura llevaba una cinta naranja, ahí se encontraban los rezos de Kushina que le había obligado a ponérselo para protegerlo, la túnica negra que le cubría del frío tenía a la espalda un círculo rojo con una espiral formando un remolino y su rostro estaba cubierto por una máscara de zorro plateado, la misma que todos los miembros de su clan llevaban, adecuada al color del pelaje de cada uno de ellos. Aquella misión encomendada por Tobirama consistía en capturar y destruir el castillo de los Tengu, sin rehenes, el grupo de Kakashi se había separado para cubrir mejor cualquier vía de escape.

Su andar se detuvo por el ruido de unas ramas, sintió una mirada penetrante y a pesar de sentirse bien al ver el gran palacio Tengu alzarse a una distancia considerable tuvo que concentrarse en bloquear un golpe con su Katana, apenas se había girado ligeramente hacia la derecha y de reojo vio a un Tengu de alas enormes golpearle con un bastón Bo, la fuerza que había impreso en su golpe era considerable, pero el Kitsune podía intuir que no era toda, tan sólo por poco lo había bloqueado.

Ambos contrincantes tomaron distancia dando un salto hacia atrás, Kakashi observó atentamente esa extraña máscara, que por supuesto, tenía la semejanza de un cuervo debido al corto pico que tenía, en la parte alta había detalles de plumas negras y aquellas aberturas para los ojos se encontraban delineadas por lo que parecía ser oro, al centro, una joya roja con tres tomoes, al igual que sus propias ropas este llevaba un hakama y haori negros, la túnica azul marino poseía mangas largas, pudo notar que en ella llevaba tres tomes bordados formando un círculo, era similar a la del líder Madara, debía ser un descendiente, el cabello negro le caía hasta los hombros y se mecía con el ligero viento frío, esos ojos negros y penetrantes se habían fijado en los suyos, fue tan rápido el cambio de color y forma de aquellos pequeños tomoes negros que Kakashi supo que estaba en peligro. La postura con el bastón Bo de aquel espectro estaba abierta, como si realmente creyera que no lo atacaría y cuando Kakashi empuñó su Katana frente a él, el espectro habló.

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