Sueños

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A las once de la mañana Harry cuidaba de sus hermanas, mientras su madre salia tratando de conseguir otro caballo, ninguno creía que Felipe pudiera estar vivo.

Las pequeñas le hicieron sentarse en el piso, frente a la mesita que tenían en la sala, jugaban a ser princesas y a su hermano le habían dado el rol del príncipe.

Alguien llamo a la puerta y Harry se disculpó con las princesas frente a él, era Colette.

-Harry, escuche que Anne fue en busca de otro caballo -entro como si de su hogar se tratase.

-Si, a eso salió -quedo desconcertado al lado de la puerta. Colette se sentó en uno de los sofás para acompañar a las niñas.

-¡Colette! -se aventó a sus brazos Darcy, al parecer era la única que se alegraba con la presencia de la chica.

-No me lo tomes a mal pero... ¿puedo saber a qué se debe tu visita? -le dijo apenado. Se esforzaba para que cada palabra dicha no reflejara desagrado.

-Mira tú mismo -señalo la puerta de la casa, Harry frunció el ceño y la abrió de nuevo.

Afuera estaba su viejo caballo, comiendo el heno que habían conseguido hace un día para el nuevo caballo. Como Colette se lo esperaba, Harry corrió a donde su viejo amigo estaba; cada vez que este hacia esto le era imposible no imaginar a un crio. Era una de las tantas cosas que admiraba de Harry. La simpleza con la que veía la vida.

-¿Cómo lo encontraste? -Miro un momento a Colette que había salido junto con las niñas a ver la felicidad del rizado- ¿Dónde te habías metido? -le hablo a Felipe mientras sonreía y Gemma llegaba a su lado.

-Estaba no muy lejos de aquí. Los sirvientes de mi tío lo encontraron, dijeron que en una parte del bosque donde había nieve -rió- supongo que cuando cuidas a gente que ha perdido la cabeza terminas convirtiéndote en uno de ellos -estaba en el marco de la puerta con Darcy tomando su mano mientras miraba embelesada al muchacho de ojos verdes.

Pero a Harry no le causo gracia, ni un poco. Si había una parte del bosque con nieve, ella no tenía que enterarse de la existencia del frío que pasabas allí, tampoco de la gruesa capa de nieve que lo cubría todo. Ese era su secreto, él había descubierto ese castillo y él se llegó a sentir parte de el algún día. No le pertenecía a nadie.

-Supongo que debe de ser eso -fingió una sonrisa para que Colette no notara el nerviosismo en su voz.

-¿Jugarás con nosotras el resto del día? -movió suavemente la mano de la castaña.

-Me encantaría Darcy ¿Puedo Harry? -miro expectante al rizado, sonreía emocionada porque la respuesta fuera afirmativa y Harry no era nadie para arrebatársela de la cara.

-Supongo que si -se encogió de hombros mientras seguía acariciando a caballo, imaginándose la cara que pondría su madre al llegar a casa.

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-Mamá voy a ir con el padre Stefan -le dijo mientras se levantaba de la mesa y llevaba sus trastes a lavar.

-Ve con cuidado Harry.

-¿Iras por otro de esos libros? -pregunto Colette desde su silla con su comida a medio camino. Recibió un asentimiento como respuesta- Sabes que yo puedo regalarte los míos.

-No es necesario, gracias Colette.

Después de que Harry se asegurara de que Felipe se encontraba bien, entro a su casa y siguió jugando con sus hermanas; Colette se había unido a ellos. Mientras que Darcy se entretenía "sirviendo el té", Gemma tenía el ceño fruncido en todo momento y Harry tan solo se limitaba a fingir que estaba cómodo con las miradas que la castaña le dirigía.

🥀EL ENCANTO DE LA BESTIA {LARRY STYLINSON}🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora