Finalizada mi jornada, entré a mi rincón, unos de mis favoritos. Cerré la puerta, y empecé a quitar todos los accesorios, imaginando que me quitaba todas las cargas del día; las angustia, las inseguridades, la pesadez de los pensamientos inestable, la insuficiencia... me sumergí entre las aguas.
Cerré mis ojos y vì todos los cambios, desde mi niñez hasta ahora, tan marcado fueron los recuerdo, que no pude evitar que de ellos brotara lagrimas...
Lagrimas que jamás me atreví mostrarla, ¡dolía tanto! me ahogaba en ese profundo dolor, estallé y los próximos 5 minutos se basó en eso, en recuerdos inestables, en caídas, levantas forjadas, en la inestabilidad... lloré intensamente, tanto para liberarme de cada heridas, algunas provocadas, otras permita y el resto de los sucesos que me hicieron débil en tiempos de soledad, que selle aun sin sanar, diminutos momentos grandes lamentos, deseaba volver a ellos, tan fría esta la noche, como mi esperanza de volver a reiniciar todo lo vivido.
Tan ocultas son mis lágrimas, como para no saber diferenciar las gotas de la regadera con mis dolores brotando en mis ojos.
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El diario de una inconstante.
EspiritualSiempre llega ese momento donde deja de llover dentro de ti, deja de ser una tormenta, dejas de ser una esclava de temores, dejas liberar tu mente, porque entiendes que el destino no cambia, los caminos... Seguirán siendo caminos, con sus maravillos...