Capitulo 19

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Lara.

Y por fin se está terminando la semana, para mi tranquilidad. No podía creer que la única cosa que me distraía de todo el caos era la universidad y ahora, era lo que más detestaba gracias a Santiago.

Ni siquiera quería conseguírmelo en los pasillos o en cualquier otro lugar. Ayer en la noche había llegado y en seguida me había metido a mi cuarto para no tener un interrogatorio por parte de Anastasia. Sabía que se preocupaba, era mi amiga. Pero por ahora necesitaba tranquilidad.

Además de que seguía molesta porque había escondido mi gorro. No Ana, no te saldrías con la tuya, pues fácilmente me podía comprar uno nuevo y parecido.

Me vestí rápidamente para ir a la universidad, pero me sorprendió no escuchar el ruido matutino de Ana, de seguro se había quedado con Jhon Anoche, así que podría desayunar aún más tranquila.

Sentada mirando el panorama desde el balcon y comiéndome unos huevos revueltos, faltaba una hora para ir a la universidad así que no estaba apresurada.

Entro una videollamada de Matt al teléfono y enseguida conteste. Puse el teléfono en la mesa de la sala y me senté en el sofá.

–Hola hermanito. - la cara de Matt estaba un poco seria.

–Todo bien? Me sorprendí al no escuchar su usual "hola, enana."

–Por que no nos dijiste de los mensajes? -

No había entendido, pero después capte que se refería a los mensajes que había recibido en la semana donde decían que me habían encontrado.

–Porque no hacía falta Matt, ya lo tenía todo bajo control. - mentira, me dije. Al principio quería huir o encerrarme a llorar como una niña pequeña.

Comencé a comer tranquilamente un pedazo de pan mientras escuchaba los sermones de Matt.

–Matt, para. No tengo 15 años. TENGO 24. O SEA UN 2 Y UN 4.- le dije muy lento señalando otra vez mi edad.

–Yo sé que no tienes 15 Lara, pero sabes todo lo que hemos pasado. Trabajar en familia es mejor que sentir que estas sola en esto. Sabes que eres un blanco fácil para esto. Eres una de las herederas oficiales.

–Lo sé, pero me se cuidar. Dime por favor que no le dijiste a Mama. - Le pregunte.

–Claro que no, esto la pondría aún más nerviosa. Solo quiero que hables conmigo cuando estés en apuro. Si no es porque contrataste al amigo de la familia que me dijo lo que paso, no lo fuera sabido por ti.

Así que esa boca sucia le había dicho a Matt, para la próxima no lo contrataba. Ese entrometido...

–Ah, excelente. Así que de paso me tienes vigilada Matt. - es que lo iba a matar.

–Te tengo vigilada desde que naciste enana, nunca te solté ni cuando caminaste por primera vez. - Matt siempre me había protegido. Me celaba como a nadie, nunca estuvo de acuerdo a que me casara tan joven.

La verdad si estaba cometiendo una locura, porque me iba a casar a los 19.

–Lo se Matt, siempre serás el mejor hermano mayor. Pero te puedo asegurar que ya la vida me ha dado lo suficiente de que aprender. En serio me puedo cuidar sola. - le dije.

Matt se tranquilizó. Empezamos a hablar y se nos ocurrió meter en la videollamada a Olivia. Mi pequeña y dulce hermana. Bueno no tan pequeña...

La vi y me sorprendí, tenía el cabello aún más rubio, mi bebe ya no era una niña. Se estaba convirtiendo en una adulta.

Esto era un rato de charla con mis hermanos, mejor no podía ser. Hablamos de la universidad de Olivia, y Matt dijo que la apoyaba y yo no me quede atrás. Olivia quería irse a Alemania. Ese había sido su sueño siempre, no tenía interés en nada del negocio familiar. Eso sí, nunca se quedaba atrás. Había heredado lo que Matt y yo. Nuestras habilidades en todo y nuestra inteligencia. Y si quería nuestro apoyo, aquí estaríamos para ella.

Esto era lo que necesitaba completamente, una conversación con mis hermanos, con mi familia. Faltaba mama y papá. Pero pronto estaríamos juntos. Había algo que todavía no me había quitado los golpes de la vida, la esperanza.

Después que vi la hora, me despedí en seguida. Ya era hora de irse a la universidad.

Salí corriendo de inmediato.

Iba en la moto pensando en muchas cosas, de la vida. No quería pensar en lo incomodo que sería con Santiago y sus amigos ahí, pero ellos no me estropearían mis estudios, siempre había sido aplicada y eso no cambiaría.

Cuando estaba entrando en la universidad con la moto, iba tan rápido que casi choco contra otro carro el cual no se percató que yo estaba entrando y yo menos de él.

En seguida bajo los vidrios del carro, era Santiago. 

Aléjate o déjate llevarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora