Capítulo 67: El radar.

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Los lugares señalados en el mapa por Bulma eran siete: su antigua casa, su antiguo colegio, el supermarket, la antigua casa de los Son, un punto vacío en medio del bosque, un gimnasio y la discoteca a la cual solía ir con su grupo de "amigos". A demás, habían también señalizaciones de farmacias, almacenes 24/7, gasolineras cercanas a las salidas de la ciudad y la plaza del centro. Nos dirigimos primeramente al vecindario donde tenían anteriormente domicilio los Brief. Estacionamos unas cuántas cuadras alejados de la entrada. Desde ese punto lográbamos visualizar la enorme mansión llena de lujos con todas las luces apagadas y un enorme portón enrejado cercano a la entrada que impedía el paso de cualquier persona que pasara. Conducimos con las luces bajas por la autopista y antes de estacionar 17 ya las había apagado por completo, haciendo que nuestro carro se confundiera con la nada misma entre tanta oscuridad.

-¿Entonces...?- preguntó Tarble sin discimular el nerviosismo en su voz.

-Vamos a ir en grupos. Primero irán la azulada, los gemelos y tú, Tarble. Tienen que tratar de pasar desapercibidos, pueden ir pegados a los paredones para que si alguien se asoma por las ventanas no sean vistos.

-Bien, entonces una vez que llegamos nos comunicamos con ustedes, y se quedarán afuera en caso de que ocurra algún inconveniente- añadió 17.

-Bien, busquemos las cosas azulita- dijo 18 subiendo el cierre de su campera y poniéndose la capucha.

-Vamos- susurró la mujer saliendo del carro. En ese instante una luz se hizo notar y tanto 18 como Bulma se arrojaron al suelo detrás de los arbustos que estaban junto a la carretera- ¡Maldición!- se oyó decir a la mujer-, chicos ¿Alguno le tomó la patente al vehículo?

-No, demonios- susurró Nappa molesto-, casi logro anotarla pero me faltaron algunas letras...

-No importa, no creo que sea tan grave... Vamos, no perdamos más tiempo- dijo ella antes de salir corriendo disparada hacia la entrada enrejada del vecindario. Y sí que se movía con muchísima agilidad. Fue seguida por Tarble y los gemelos hasta que los perdimos de vista, y el corazón se me aceleró. No presentía nada bueno. Al cabo de cinco minutos escuchamos el handie encenderse- llegamos.

-Bien, vamos hacia allá.

En ese momento salimos, tomamos un arma para cada uno y una extra para repartir al llegar, a demás de la mochila con municiones, el botiquín en caso de alguna emergencia y el handie en volumen bajo. Yo iba al frente junto a Kakarotto y Nappa y Radditz detrás de nosotros.

Una vez que llegamos repartimos las armas. Nos escondimos entre los arbustos que decoraban el patio del frente de la mansión, y mientras tanto, Kakarotto y la mujer entraron a la antigua mansión.

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Mi cuerpo dolía y sentía la falta de una dieta balanceada, mis huesos dolían por el frío y mis músculos estaban en su mayoría acalambrados por las malas posturas. Sentía un nudo en la garganta de los nervios, y como mi piel se erizaba en cada contacto con la brisa de las montañas. Sujetaba el arma con fuerza y la adrenalina me llenaba. Ni siquiera fui capaz de mirar a Vegeta... Y tampoco él me miró.

Iba acompañada de Goku cuando un sudor frío comenzó a recorrerme. Estábamos recorriendo el recibidor y luego la sala, siempre alertas. Los muebles tapados con enormes trozos de tela y llenos de polvo eran escalofriantes. Se escuchaba como el suelo crujía con los primeros pasos dentro de la sala, por lo que nos detuvimos sin saber cómo continuar sin hacer tanto escándalo. Me agaché unos segundos para reflexionar más cómoda, sintiendo un leve mareo al tocar el suelo. Un recuerdo vino a mí y entonces supe qué hacer.

-Oye Goku, ¿Recuerdas cuando de niños jugábamos al espionaje?- pregunté viéndolo seria.

-¡Claro! Que inteligente eres Bulma.

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⏰ Última actualización: Dec 16, 2020 ⏰

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