'Dreams'

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- JiMin suele soñar cosas interesantes, ¿Sabes? - El pelirosa afirmó mientras compartía, como todos los días, su lunch con su mejor amigo: YoonGi.

- ¿En verdad él te cuenta sus sueños? - El pálido soltó una risa nasal mientras masticaba su almuerzo: el clásico sandwich de pollo que su madre siempre hacía, y no podía faltar, obviamente, la cajita de jugo sabor uva.

- Si, es algo extraño pero entretenido - Se encogió de hombros. - Si quieres pregúntale, él te responderá. JiMin no es alguien tímido que digamos.

- Está bien, lo haré. - Sin prestarle mucha atención a HoSeok, YoonGi robó de las papas de su amigo y las metió entre el pan de su mecato.


















>>  Dentro, muy dentro de mi mente, en sí, dentro de la mente de todas las personas, se encuentra un lugar especialmente fantástico.

Podemos ocultar nuestros deseos, nuestros placeres, nuestros pensamientos, incluso ser un hipócrita y ocultarte a ti mismo.

Sin embargo, ese mundo onírico, donde viajamos cada noche, se ocupa de fustigarnos con todo aquello que no nos permitimos reconocer.

Ese lugar donde el espacio y el tiempo no existe.




Soñé contigo la última noche.

La incertidumbre me invadió por los últimos días, sabía que al cerrar mis ojos ya no habría vuelta atrás...



Caía desenfrenadamente. Una acción que empezó desde las nubes hasta el amplio azul cian del mar, un abismo sin fin, o al menos desde este ángulo.

Mi espalda en contacto repentino con el agua causó un sonido impactante, tanto para mí como para los seres vivos que seguramente nadaban de forma pacífica por el rumbo.

Más pronto que nada, mis oídos fueron llenados por la salada agua, que desde que me hundí en ella, se había incorporado en los orificios más visibles de mi cuerpo.

En mis intensas ganas de seguir con vida moví mis brazos sin coordinación aparente. Luchaba por mi vida como nunca antes; nunca antes se había atentado contra mi vida. No se podía terminar tan rápido, no ahora.

Forcé gruñidos, pegué gritos ahogados, lancé golpes a la nada y lloré como nunca, claro.

Una fuerza abrumadora me hundía tan fácilmente.

Con un sentimiento de gran zozobra en el pecho, acepté mi destino en un inaudible sollozo, esperando que mi fin fuera efímero.

Quería algo de visión en lo que serían mis últimos segundos en este cosmos. Pasé por un momento de intensa elucubración, las pupilas de mis ojos se encogían con justificación.

Mis pulmones exigían una necesaria inhalación de lo que justo en ese instante, pensaba que no podría ni volvería a disfrutar: Oxígeno.

No obstante, en mi incredulidad saborie con ferviente entusiasmo el líquido cristalino que me permitió ver hasta el más microscópico ser marino.

Y en mi más hondo sentido de la razón, supuse que seguro ya estaría muerto, o en el mejor caso: inconsciente.

Mis últimos deseos no se realizarían, y por lo tanto, yo mismo tendría un bien claro escenario de lo que sería mi dolorosa muerte.

Mis párpados bajaron. Inconsciente, me dejé llevar por el ritmo del mar.

Apenas unos segundos transcurrieron antes de sentir unas delgadas manos tirar de mis brazos hacia la superficie.

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